viernes, 5 de julio de 2019

Snapshots

De acuerdo. Me dices que quieres saber de mi vida. Que te interesa conocer mi biografía.
Empezaré por el principio.
Recuerdo visitar un receptáculo vivo, rosado y tenue, del tamaño de una habitación con forma ovoide, como de unos 20 m2.
Entraba y salía de aquel espacio, que siempre tenía una iluminación muy ténue, y rosada. Y que era cálido, de una temperatura constante.
Alrededor de aquella estancia orgánica había una suave oscuridad, extensa e inocua.
Lo siguiente que recuerdo es la pérdida del estado de gracia. Las paredes de la habitación han menguado, y están mucho más próximas a mi persona, se podría decir que prácticamente me rodean. El receptáculo no debe de tener más de 3 m2 entonces.
Ya no hay luz tenue, sino fibras que cruzan todo el espacio y que emiten imágenes, todas a la vez, y cuentan todas historias que me dejan horrorizada. Toda aquella luz de las imágenes, como de docenas de minipantallas por todas partes, con sus hirientes imágenes, penetran mi ser y me cruzan por todos lados. Todos aquellos hilos quedan enredados dentro de mí. Quedo inserta en un holograma sórdido de heridas femeninas.
Y después, sólo recuerdo el orificio de luz, aquel minúsculo agujero por el que se suponía que tenía que salir empujando con mi cabeza. Siento las paredes elásticas del receptáculo pegadas a mi piel, apretándome con fuerza, deslizándose fuertemente a lo largo de mis sienes, apretando, apretando. Tengo mi primer pensamiento consciente: " Soy muy grande para pasar por ahí. Va a ser muy difícil, pero lo conseguiré". Ya estoy un poco triste y derrotada, y eso que aún no he nacido.