miércoles, 24 de diciembre de 2014

El año del Caballo de Madera


En este año del caballo de madera, me he enfrentado a bestias salvajes, a cornamentas dobles y triples, a sueños proféticos, a luces y sombras, a crucifixiones diarias, a placeres sanguíneos, a tijeras inmisericordes, a poderes satánicos.

Los caballos que yo amaba eran uno blanco y otro negro, y al final he logrado montar el que me correspondía tal y como yo siempre había soñado: domesticando sin domesticar, salvajeando sin bestializar, siendo ígnea sin quemar lo bello, siendo mala con quien debía serlo.

Ahora soy experta amazona de pastos cuajados de estrellas y agujeros siderales.

He plantado cara a todos aquellos que me querían encogida y pequeña, esclava y maleable, achicada y empobrecida, opacada y titubeante. He rescatado a la niña que fui de su prisión del tiempo, de su parálisis milenaria, de su abandono y de su silencio perfecto. La he mirado a los ojos, la he arropado en mis brazos, le he dicho que estaré siempre a su lado.

En el año del Caballo, han corrido corceles bajo aguas transparentes, y me han perseguido grandes bestias reptilianas. No puedo expresar ahora el hondo respeto que siento por haberme congraciado con el mundo animal más oscuro y salvaje, lleno de arañas rojas y tarántulas enormes, de diplodocus furiosos y cabras con torso de macho.

En el Año del Caballo de Madera, he conocido a Belbecú. Y ya no le tengo miedo. Es más, somos buenos amigos. Le agradezco todo lo que me ha enseñado. Ahora soy Guerrera de Altos Campos.

En el Año del Caballo, he muerto varias veces, y el sufrimiento me ha provocado infartos. Mi corazón dolía casi al borde del colapso. He estado en cuidados intensivos, he recorrido muchas veces pasillos de hospitales: me ha visto el pneumólogo, el cardiólogo, el psicólogo, el psiquiatra, el especialista del Digestivo, el de los nervios, el de cabecera, el que me quería dar los últimos ungüentos.....he sufrido como jamás había sufrido, he perdido una y otra vez, he perdido y he perdido.....

En el Año del Caballo de Madera, con cada traición he hecho un juramento. Y me he comprometido, por fin, con algo que sí es eterno.

En el Año del Caballo he florecido en cientos de creaciones.

He sido traicionada por última vez por un hombre y por una mujer. Él decía amarme y ser yo; ella decía ser mi amiga y ser yo. Ahora son novios ellos dos. Se hacen llamar "prostitutos" públicamente.

En el Año del Caballo he descubierto mi poder. El poder real, ése que siempre busqué, y que siempre rechacé cuando no se presentó con respeto a los valores profundos que ahora sé, son míos. Y en ellos hallo mi paz y mi riqueza.

En el Año del Caballo me he convertido en la Amante y en la Esposa del más hermoso y real de mis sueños. Amante pasional y fiel, esposa amable y pacífica, artista genial de mi propia vida.


En el Año del Caballo, fue saqueado mi templo y robado su fuego sagrado. Tras múltiples muertes, ahora soy Maestra del Fuego y enemiga inmisericorde con los ladrones. Recompuse mi hogar y a mi criatura dañada, disparé contra los depredadores y maldije sus imágenes.


En el Año del Caballo he llorado lágrimas de sangre. He llorado hasta ahogarme, he llorado de pena, he llorado de miedo, he llorado de soledad, de difamación y de amenazas, de traiciones y de injurias, he llorado de falta de comida, de falta de recursos, de falta de familia.


En el Año del Caballo de Madera he amado con la profundidad de los santos campos. He encontrado tras las agonías la puerta del Cielo, y el filo fino por donde un maestro decía que era más fácil que pasara un camello, que yo encontrarlo. Tenía razón, y también en que era posible, no obstante, hacerlo.

Todo lo he perdido en el año del Caballo de Madera; todo lo esencial he ganado. El Caballo, me ha sanado.

Ahora distingo trigo de paja, malo de bueno, yo de no-yo, falso de verdadero, loco de cuerdo.

La paz que sólo el conocimiento de lo auténtico puede traer; la riqueza que sólo la apreciación justa de lo realmente valioso puede sustentar; los cimientos sólidos sobre los que se puede construir un verdadero hogar....todo eso he cabalgado, a veces salvajemente, otras en éxtasis, otras arrastrada, otras coceada, otras ojerosa, otras destrozada.

He sufrido demasiado. He saldado, del dolor, mi cuota.

Ahora no tengo nada, pero siento que tengo lo más valioso. Con la Cabra de Madera que viene, construiré mi vida de una manera dulcemente alocada.....equilibradamente desequilibrada. Fantásticamente realizada, sólidamente volátil, realistamente enamorada.




sábado, 6 de diciembre de 2014

Apocalypsis Now


Derrúmbense las últimas murallas al toque de esta trompeta,
y sea el final consumado,
y los inocentes hereden la tierra.

Sean las parejas que se aman, de nuevo reunidas,
y triunfe la verdad eterna de las tiernas criaturas.

Yo soy la que soy, y así dictamino:
que los limpios de corazón hereden mi huerta,
que quienes resistieron todos los dolores por mí, sean hoy redimidos.

Que la belleza del amor triunfe sobre el olvido,
y que los corazones que se anhelan y se aman,
vuelvan a vivir bajo un mismo techo,
bajo el dulce hogar tranquilo,
bajo la sonrisa sin máscaras,
bajo el amor que se hace dulce, dulce, cálido y pacífico.

Sean las pesadillas de odio
finalmente retiradas
de los ojos de los inocentes
que aborrecen la muerte y la espada.

Hoy se abre la puerta, la puerta tan añorada,
hoy podéis, amados niños, por fin,
por fin.....
volver a casa.





sábado, 29 de noviembre de 2014

Los malos hombres

 Mal hombre eres, que abandonas,
que no atiendes a tu mujer si enferma,
que la concibes como máquina de fabricarte descendencia,
y como tal maquinaria, la tratas y denuestas.
Más cuidado empleas en las ruedas de tu coche
que en atender a la que te amó
y amó al fruto de su vientre.

Mal hombre que amenazas con lesiones y asesinatos,
malo donde los haya,
rastrero, mentiroso y ladino,
infiel y calenturiento,
manipulador y enfermo,
drogadicto, ilegal y pendenciero,
que ganas tus partidas a base de debilitar a la madre que ama,
a la que todo hace y supera por dar amor y respeto a su criatura,
a la que con fiebre sigue cocinando,
a la que le duelen los huesos y el alma,
y trabaja fuera y dentro,
y pierde a sus criaturas por canallas
canallas de medio pelo que nada valen
que se cagan en la vida y la inocencia
que sólo piensan en su consumo egoísta;

Hombre malo y demente, cobarde y orate,
que por ti mi hijo y yo sufrimos y padecemos:
carestias, falta de nutrición, falta de amor, falta de sueño;
hombre amparado por una sociedad canalla,
mediocre, sin corazón, abaratada.....

Púdrete por siempre en el infierno,
y que la tierra santa no vuelva a conocer jamás
de las malas artes de quienes masacran la inocencia.
Tú no vives más en mí, ni mereces más sustento.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Circuitajes adrenalínicos o el yin-yang de la química humana


La adrenalina, a la que llamaré sustancia yang o masculina, es aquella que nos induce a la acción, a la defensa, a la alarma, a la huida, a correr, a hacer un esfuerzo más allá de lo habitual. Es intensa y afilada, acelera el ritmo cardíaco, tensa la musculatura y nos produce calor, fuego, temblor, pulsión y movimiento. Si la llamo masculina es sólo a efectos descriptivos, sin pretender entrar en discursos de género o políticos de ninguna clase.
Si bien su función en condiciones óptimas nos permite movernos y ejercer la acción, su producción desmesurada nos hace agresivos, aguerridos, tensos, nerviosos, irritantes e irritados. La adrenalina invade el torrente sanguíneo cuando se detectan posibles amenazas para nuestra integridad física, mental y emocional. Y si hemos sido personas excesivamente expuestas a la amenaza constante desde que nacimos (empezando por el propio patrón perinatal que imprime nuestro circuitaje neuronal con una impronta de difícil reparación; casi como los cimientos de nuestro esqueleto psicoafectivo), viviendo en un entorno de agresividad o maltrato de alguna naturaleza, nos hemos convertido probablemente, sin darnos cuenta, y de la forma más inocente y sabia, en un cuerpo adrenalínico, adicto a las emociones fuertes y a la constante producción de fuego y acción, incluso cuando dichas condiciones de peligro hayan desaparecido en nuestro entorno físico inmediato.
Las dinámicas familiares violentas tienen como primera consecuencias química el tornarnos adrenalínicos. El método Estivill, que más que método, es barbarie, consiste en colapsar el cuerpo del pobre bebé indefenso, que es encerrado en su cuarto a oscuras y a solas "para que aprenda a dormir". Desde luego, lo único que le va a suceder a la pobre criatura, es que va a padecer un cruel colapso de su sistema nervioso, al verse abandonado en la oscuridad sin sus padres, iniciando un llanto desesperado que es su respuesta sabia de petición de socorro ante una situación de estrés agudo en la que siente amenazada su vida y su supervivencia. Su cuerpo entra en la tensión y la ansiedad propias de la adrenalina, que trata de dar respuesta a tamaña situación de indefensión y peligro para el bebé o niño pequeño. Cuando, al cabo del tiempo, y dado que los padres no acuden, su sistema está a punto de la crisis nerviosa y del paroxismo sufriente, el cuerpo, de nuevo en su sabiduría y amor por la vida que es, recurre a una solución drástica de paliación: invade el cuerpo con una producción masiva de oxitocina (la hormona "contraria" a la adrenalina, también llamada la hormona del amor, de la paz, de la relajación, del parto o yin) para anestesiar y relajar al cuerpo destrozado por la experiencia de colapso aterrante. Es entonces cuando el niño se duerme por los efectos de la oxitocina, y los ignorantes de turno sonríen triunfantes alegando el éxito de este método de tortura de personas especialmente vulnerables.

Tratemos de imaginar cómo estará nuestro cuerpo tras una exposición prolongada y constante a situaciones que requieren de adrenalina para su adecuada resolución. Y en qué oasis inaccesible quedará la hormona del amor, siempre asociada a situaciones de máxima tensión y peligro. Habremos creado a un ser tenso e infeliz, que cree que la vida es un tiovivo constante, y que el amor es la resulta de la tolerancia extrema al maltrato y al sufrimiento. Las relaciones tóxicas están pues aseguradas, y el sadomasoquismo emocional será nuestro patrón de conducta relacional. En nuestra búsqueda del bienestar, buscaremos estrés inconscientemente, o, algunos ya, con gusto y alevosía.

Para quien ha padecido esto, no le queda más remedio que, si desea volver a ser feliz y llevar una vida saludable y tranquila, recuperar el equilibrio químico incorporando oxitocina a su esquema químico transtornado. La primera medida a tomar, como en todo proceso de deshabituación, será la del contacto cero con las personas y situaciones que operan de igual modo: maltratadores y sujetos agresivos, estén donde estén y sean quienes sean ( familia, parejas, amigos, conocidos, vecinos o posts de facebook). Esta etapa es ciertamente durísima y difícilmente puede superarse sin apoyo de alguna clase, médico o personal. Nos estamos desenganchando de la droga más dura que existe: la adicción a ser sujetos adrenalínicos.

Amor no es abandono, indiferencia, sadismo ni victimización. Amor es oxitocina: placer, confianza, recepción, paz profunda, calma, suavidad. La adrenalina sirve para bailar, correr, patinar y hacer el amor. O para jugar a la lucha rusa al amor.

Yin-Yang: circuitaje de vida, principios magnéticos de la creación, polo positivo y negativo de las pilas existenciales, hombre y mujer, dualidad binaria creativa, lenguaje analógico, dos hebras del ADN......de a dos se entra en el paraíso. Que tu oxitocina y tu adrenalina bailen el exquisito baile de los que se complementan y aman.

domingo, 12 de octubre de 2014

365 días


Han pasado.
Y aún no me has abandonado.
En la negación y en la belleza.
En la nada y en el todo.
En el medio, en todos los grados de la circunferencia.
Nada entiendo.

Han pasado, y por ellos he pasado.
En el desprecio, en el desdén, en la ignorancia.
En el raciocinio, en la ausencia de él.
En el más profundo de los sufrimientos.

No quiero encontrarte, no quiero perderte.

Quiero moverme y no puedo.
Estoy anclada a tu recuerdo.

Quiero seguir mi vida y no puedo.
Me aferro a las formas y a los procedimientos.

Sé que no debería sentirlo ni decirlo.
Pero siento que te quiero
de una manera que no entiendo.

365 días y otro umbral perdido de otoño.
La espiral que amenaza con ser eterna.
No quiero.

No te hallo en ningún sitio, pero estás en todas partes.
Mi amor, yo te quiero, te quiero, te quiero.

365 días de presencia ausente, de ausencia omnipresente.
Tú me has dicho que soy mero recuerdo,
que no me quieres,
que soy pasado muerto.


Pues yo, sin saber por qué,
aún te espero.

Ten misericordia, y déjame si de verdad no me quieres.
Dímelo claro y a los ojos, pero dímelo.

A todas horas te sueño o te malsueño,
a todas horas te tomo y te dejo,
siento un amor sin causa, un dulce revuelo,
una pasión que muere y revive,
y muere y revive,
en un ciclo eterno.

Aún no puedo amar a otros,
aún cierro los ojos y pienso que eres tú.

No lo entiendo. Pues no quiero quererte, te lo digo en serio.

365 días de silencio.
Yo te quiero.

Si pudiera cumplir un sueño,
sería el de amarte bien
y por siempre.
Sería el de encontrar esa fina cabeza de aguja
que guarda la puerta del reino.

365 días.....¿cuántos más en el desconsuelo?

Estás por todas partes,
quiero irme de aquí,
lo intento,
pero no puedo.

Preparo el templo,
silencioso y luminoso,
dorado, único, hermoso.
Tus ojos en todas partes,
incluso en los míos.
Visiones y más visiones,
laberintos y caleidoscopios,
cada vez que triunfo sobre tu memoria,
viene un nuevo rostro tuyo
que me atrapa de nuevo.

Me aterra hallarte fuera,
pero siempre estás dentro.
Y dentro me quieres, y me llamas
todos aquellos nombres
de dulzura
y lloras en mis brazos,
y eres mi amor de todos los tiempos.

Todo se despliega y avanza,
el mundo se cae en pedazos,
ya no tengo deseos de nada,
ni siquiera de cantarle al viento,
sólo sueño con nuestros paisajes
y la fuente de vida de tu cuerpo.

Dios Mío, por favor,
ayúdame a entenderlo, a olvidarlo,
a volver a sonreír.
Si no eres para mí,
déjame alzar ya el vuelo.

365 días: y aún te quiero.
No puedo odiarte, y te he odiado.
No puedo quererte, y no pienso en otra cosa más que en ti.
En ti duermo, sobrevivo y sufro,
en ti despierto, en ti lloro,
en ti me ahogo en el lodo
en ti tiemblo
de ira y de miedo.

En ti quisiera derramar toda la dulzura
y ungirte con mi esencia
para que nunca más
nos confundieran los olores de los avernos,
en ti quisiera ser ungida
y no volver a separarme
de la hebra de mi constitución
binaria, que tú eres,
de mi mismo ADN.

Incluso tu infierno amo y perdono,
tal y como querías.
Incluso a pesar de todo,
sólo la rendición encuentro.

No volveré a pasar por la ignominia
y ése,
ése es mi único tablón
de salvamento.





sábado, 27 de septiembre de 2014

Amor incondicional y créditos ilimitados


Hay quienes predican el amor incondicional como ideal de virtud, como moneda de cambio debida siempre y en todo caso, sin condiciones. Ámame porque sí, te dicen. Porque eso es lo que hay que hacer, porque eso es espiritual, porque eso es el ideal.

Pedir amor sin causa es como ir al banco y pedir que te concedan un crédito ilimitado sin garantías. Porque tú lo vales, y sanseacabó. Sin dar explicaciones, sin aval, sin decir para qué lo quieres y sin demostrar que lo mereces y serás capaz de manejar tanto dinero bien, y sobre todo, de devolverlo adecuadamente a quien te lo dio. Aunque somos perfectamente capaces de entender la absurdidad de este ejemplo, no obstante, cuando se trata de las relaciones personales, predicamos la misma insensatez sin reflexionar si es legítimo, o siquiera inteligente, exigir amar o ser amado sin realizar merecimientos o presentar garantías de que merecemos dicho trato.

Amar sin condición es apelar a lo más estúpido que hay en nosotros, y pretender anular la inteligencia y el raciocinio, porque la verdad es que no podemos (ni debemos) amar a quien no ha ofrecido motivos para ello. Y lo contrario es forzar nuestros sentimientos a un grado de sumisión insulsa y boba que sólo puede beneficiar, como el ejemplo del banco, a quien pretende que se lo den todo sin que haya origen o motivo para ello.

Se ama con causa, y si no se ama así, no se ama en realidad. Sin pretender dudar de la confianza nata del ser humano y su natural predisposición al buen rollo, lo cierto es que no podemos jamás amar a quien es un cabrón o abusa de nosotros, o nos ignora o no cuida. Es lo natural, y lo inteligente.

Yo no amo a ciertas personas, y no por ello me considero peor persona que quien afirma lo contrario. No las amo porque fueron mezquinas y dañinas, porque las vi estafar a otros, porque las vi reírse de los indefensos, porque los vi afirmar que "a la mujer se le pega hoy, y se la folla mañana". Yo no amo a esas personas y nunca las amaré.

Yo no regalo mi vida y mi tiempo a los ladrones y a los necios, a los desconsiderados y a los advenedizos. Y si pretenden otra cosa, se engañan. Mi amor es causal, mis créditos se dan con garantía.

Y nadie realmente honesto me pedirá jamás que le quiera porque sí, porque dicha petición ya será sintomática de una irracionalidad y una desfachatez que, estoy segura, sólo me llevará a la bancarrota emocional.

Tengo derecho a aplicar mi juicio, mi sano juicio, para discernir adecuadamente quién me quiere de verdad y quién no, y nadie puede jamás forzarme a sentir algo que no se merece a la vista de sus actuaciones egoístas y mediocres.

Yo no amo incondicionalmente.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Que paren el mundo, que me apeo

Hoy he decidido apretar el freno de mano de la maquinaria enloquecida del mundo, y me apeo. Que lo paren, que me apeo.
No logro entenderlo, ni podré nunca hacerlo. Simplemente, no puedo.
Como no lo entiendo, y muero cada vez que trato de entenderlo, y como no me gusta, me voy.

Me despido hoy de la farsa del mundo. Una farsa de principio a fin, donde, al igual que en los bucles informáticos, la única solución es salir del bucle.

Los propios presupuestos de este mundo me resultan incomprensibles, y, sobre todo, impracticables. Yo no comparto el destino de este tren, ni me divierten sus viajeros, ni me inspiran, ni me hacen reír, ni me cuentan bonitas historias, ni parecen querer escucharme cuando les aviso de que las vías están rompiéndose en pedazos.

No me estrellaré junto a vosotros. Porque amo la vida, y a los que la aman. Porque hay demasiados niños que sueñan y estrellas que brillan en el cielo. Porque hay demasiada belleza como para hacerle un feo. No voy a traicionar la vida.

Yo no entiendo el mundo, ni quiero entenderlo. No quiero entender la falta de ternura ni de juego. No quiero entender la falta de inocencia, ni la avaricia. No quiero entender los problemas sin causa, ni el miedo de las mentes enloquecidas. No quiero quejas que no quieren soluciones. No quiero enfermos que no quieren salud. No quiero victimas que no quieren libertad. No quiero verdugos que no quieren amor.

No quiero entender el vacío de quien renuncia a sus sueños. No soy cómplice de quien mata la niñez, la que está en los cuerpos pequeños, y la que vive en los corazones de los cuerpos grandes.

Me han mostrado una bifurcación, y ya he elegido mi camino.

He parado el tren del mundo, y yo me apeo. Hasta siempre, o hasta nunca, tú decides:

Carolina Espejo

viernes, 5 de septiembre de 2014

De por qué me desenamoré de Pablo Iglesias

Cuando le conocí, me causó la misma e idéntica sensación que causa a todo aquel que se arrima a Podemos. Por fin, un chaval inteligente, atrevido, de impecable discurso, con temática concreta, un luchador, uno que había mordido el polvo también, uno que apelaba a la agudeza mental, que no se arredraba ante nadie, que aborrecía el populismo, un primus inter pares.
Mi primera decepción la tuve cuando vi una foto de él muy preparada, demasiado. Su mirada era la de un engreído que se tocaba con el halo del megalomanismo intelectual y político, pero no quise verlo entonces. Me dije a mí misma que todos tenemos el derecho a caer en esta falacia de vez en cuando, y que la fama no debe ser fácil de manejar. Le supe humano, como yo, capaz de poner cara de gilipollas en una foto, como cualquiera de nosotros.
Un día, me resultó sorpresivamente irritante cuando le oí hablar en un debate televisivo, y me supo a ajo, por lo repetitivo. Me dije a mí misma: "Podrías abandonar de una vez ese personaje de grano en el culo que a veces no te permite ver que lo que dices se sale de tono". Pero le entendí, porque eso nos puede pasar a cualquiera, y no es fácil ser un tipo tan inteligente como lo es él, y con tanto carisma y capacidad de embelesar a la cámara. Seguí siéndole fiel, pues, necesitada como estaba de un nuevo prócer, esta vez con coleta y pinta de tío guay. Y feminista, aunque, por mucho que sigo intentándolo, no logro calzarme tampoco con este zapato.

No estaría diciendo nada de esto si no fuera por lo que pasó antes de las elecciones a las Europeas. Porque ahí Pablo me puso los cuernos, y públicamente. Colgó un vídeo titulado Ratonlandia. En él, Pablo, muy suelto y a sus anchas, casi como de estar por casa, nos contaba un cuento. Así, espontáneamente, como es él. Nada preparado.Un cuento sobre unos lindos ratoncitos, muy buenos e inocentes todos, muy tiernos y entrañables. Los ratoncitos, no obstante, eran tontos, porque llevaban toda la vida votando a gatos, que, todo el mundo sabe, y suponemos que los ratones más que nadie, se alimentan, entre otras cosas, de roedores frescos a los que se deleitan en dar caza. Me sentí un poco imbécil como destinataria de la fábula, casi como si Pablo se creyera que soy lerda. La inocencia y la estupidez quedaban amalgamadas de una forma incierta en la sucesión de los fotogramas, casi como asociándolas, y eso, eso me cabreó bastante. Empezó a disgustarme el vídeo, y no lograba entender el porqué. Los dibujos animados no ayudaban precisamente a combatir mi sentimiento de infantilización creciente. Y eso que me gustan. Me debatía entre la fidelidad a Pablo y a lo que supuestamente decía representar, y el hecho deprimente de que me contara un bobalicón cuento donde sugería que yo era, poco menos, un ser humano de inteligencia equiparable a la de un cándido roedor urbano. Instintivamente, me preparé para lo peor. Mi intuición me avisaba de algo, algo desagradable y mezquino, pero aún así continué mirando el vídeo. Y, entonces, lo vi. Minuto tres, entre el segundo seis y siete. Lo vi.
Y así se consumó la traición. Pablo, el diferente, el portavoz de los oprimidos, había usado la subliminalidad. Ese recurso tan propio de los que no manipulan a las masas. Ese recurso tan considerado hacia la inteligencia ajena. Por si acaso no me había tragado el cuento hasta el final, ahí estaba el fotograma de Pablo insertado rápidamente justo cuando el líder de los ratones se subía a un montículo como el cabeza indiscutible del populacho ratonil. Mi amor se rompió en pedazos.

Le pedí explicaciones, y no fui la única. Tal vez se trataba de un error. Nunca contestó. Aunque siga vendiendo la idea de la circularidad y del, ahora sí puedo darle la razón a sus críticos, del más cutre y burdo de los populismos. Has insultado mi inteligencia, Pablo, o lo has intentado. Ya no te creo. Que luego hayas colgado vídeos donde defiendes el uso de las armas entre la población, me ha decidido a arrojarte al cubo de reciclaje de forma definitiva.

Pero lo peor de todo no es eso. Lo peor de todo es que ninguno de sus adoradores roedores ha querido verlo ni hablar de ello. Ninguno ha querido pararse a pensar quién es este tipo que dice unas cosas y actúa de otras. El fin nunca ha justificado los medios. Y eso, en teoría, lo decía él mismo. En teoría.

Que te aproveche el absurdo empacho de gloria política, Pablo. No digas nada sobre esta cutrez, ni ninguno de los que, en el fondo, debéis ser meras réplicas de un advenedizo. Si, estoy despechada, y con razón. ¿O tal ves sólo jugáis al circo de las vanidades? Me has demostrado, Pablo, que es lo que quieres en realidad. Aunque los lindos ratoncitos a los que dices defender te merezcan tan baja consideración como para ponerles unos dibujitos y encasquetarles, en su confiada inocencia, un fotograma tuyo para dejar bien claro que no confías en ellos, porque son tontos. Porque tienen que votarte, aunque sea de esta forma tan ridícula y barriobajera. ¿Tan poco real eres que necesitas recurrir a estos trucos de la propaganda y la manipulación entre aquellos a quienes dices representar? Para mí, nada nuevo supones. Porque esto es más viejo que Matusalén. Y no funciona. Y no lo quiero. Y no te quiero, Pablo, no, no te quiero.

Firmado: la flautista de Hamelin

sábado, 30 de agosto de 2014

Religiones y maltratos, o cómo administrar la mala conciencia ajena que se volvió propia

Hace ya bastante tiempo, a un grupito de próceres descerebrados se les ocurrió una estratagema de control de la población a la que llamaron "la voluntad de Dios". Se ve que decir directamente que el abuso les salía de la santa huevera no resultaba tan efectivo. Así que, aprovechando el nivel de ignorancia y, sobre todo, de vulnerabilidad del ser humano, en un acto de deshonra imperdonable, decidieron forjar su imperio psicópata con la espada del miedo en una mano, y la amenaza de muerte en la otra.
Para ello, hubieron de ponerle voz a su mala baba y a su incapacidad de empatía, así como a su ausencia total de ganas de asumir responsabilidades, e inventaron, o cuando menos nos hablaron, de un ser invisible, para empezar. La cosa ya no pintó bien desde el principio, dado que si te las tienes que haber con alguien que no puedes ni siquiera ver, como primera premisa, ni mucho menos oír, por no hablar de tocar u oler, que es como nos guiamos por la vida y como se manifiesta nuestra inteligencia, ya me dirás tú en qué puede llegar a convertirse la existencia si se deja en manos de ese "Gran Hombre Invisible". Porque es un hombre, y eso sí que lo dejaron claro desde el principio. Ya se les tendría que haber visto el plumero en ese mismo momento, pues basaron los principios de la vida en una irracionalidad contradicente de la propia vida supuestamente creada. O sea, que siendo que la vida humana tiene hombre y mujer, y que existe por eso mismo, resultaba que su creador era sólo hombre. Esta estupidez obvia donde las haya, que alguien trataría de refutar, supongo, quedó zanjada con una frase igual de invitadora a la propia degradación de la inteligencia humana: "Sus designios son inexcrutables y obra en misteriosas maneras". Que es lo mismo que decir: "No se te ocurra pensar por ti mismo ni cuestionar la estulticia, y asume que no puedes entender quién eres ni lo que te rodea". El hecho de que te amenazaran con matarte, o a tus hijos, no creo que ayudara mucho a proseguir con el debate, me imagino. Si ser un criminal y un abusador es obrar misteriosamente, aquí el único misterio que queda por resolver es cómo nos seguimos tragando argumentos como éste, tan despectivos de todo lo que es digno y hermoso sobre la faz de la Tierra. Que nos pusieran como ejemplo de piedad el que Isaac estuviera dispuesto a matar a su propio hijo, es poco más que invitarnos a ser unos homicidas, y encima, premiarnos por ello. Aquí sí que torcimos el rumbo, y ahí, pues, es por donde debemos empezar a repararlo. Pues el que pide algo como eso, directa o indirectamente, es un criminal, y debería ser demandado en juicio, y, si se demuestra en él su insania mental, ser encerrado en una institución psiquiátrica. Lo cual es lógico y tiene sentido común, como no lo tiene tolerar a estos individuos, y mucho menos, darles capacidad de decisión sobre nosotros y nuestros hijos.
Como obviamente las bases de la religión eran ya un descalabro, nos vimos obligados a la locura, a la esquizofrenia. Empezamos a dirigir nuestros deseos (esos tan condenados y de los que jamás escaparemos, dado que forman parte de la vida), a una voluta de humo, a un fantasma, a una pared vacía, a un cielo donde lo único que había era estrellas parpadeantes y mudas. Delegamos el propio poder de crear y de gozar la vida en una mentira, en una irracionalidad que, a fuerza de amenaza y de estupro, no tuvimos otro remedio que fomentar.O eso creímos entonces.Y así, nos fuimos convirtiendo en locos a fuerza de escuchar a otros locos. Prueba de ello es que, varios miles de años después, ninguno niño humano que nace lleva incorporada la idea de Dios ni la necesita, y no queda más remedio que ir introduciéndosela en pequeñas dosis, más o menos violentas, para ir acostumbrándole a ser un esclavo sin voz ni voto, que es lo que la religión siempre ha perseguido. Es decir, que hay un grupo de malvados sin escrúpulos que fingen una pantomima vacía de contenido, de cuerpo y de sentido, tras la cual se enmascaran para cometer sus pillajes a diario.Consiguiendo con ello que, en vez de dirigirnos directamente contra ellos, que tienen cara y cuerpo y nombre, nos volvamos hacia la soledad del confesionario o de la iglesia vacía para paliar nuestro dolor de saber que somos impotentes, rodeados de imágenes muertas que simbolizan nuestra propia crucifixión como seres dignos. Y ellos, tan contentos. Pues toda la acumulación de falsedad y de atentados contra el ser humano que llevan a sus espaldas, nos la administran racionadamente sobre los hombros cada día mediante un mecanismo de reparto de deuda criminal denominado "culpa y pecado". Cuando ya no podemos más, descargamos nuestro dolor y rabia acumulados en el vecino o la novia, o en un grupo de gente a quien no conocemos pero que odiamos, porque necesitamos dirigir nuestro odio hacia algo con cuerpo, que es lo natural e inteligente, pero como Dios es invisible, y tras su traje de Superhéroe están camuflados sus secuaces, con nuestra connivencia robótica que hace como que no los ve, pues los teme como costumbre secular, no queda más remedio que cargarse al que en principio iba a ser compañero de planeta y potencial amigo o, al menos, uno más de la familia humana. Eso, o deprimirse, suicidarse o enfermarse. Según la violencia la saquemos más hacia fuera o hacia dentro. Ellos se ponen más contentos aún si cabe con esta desviación de nuestra ira (que encima condenan, claro), y nos organizarán una guerra, una cruzada, una pandemia o un megapartido de fútbol, o incluso una corrida de toros, para que vomitemos la mierda acumulada contra nosotros mismos. Y así, nosotros, sin comerlo ni beberlo, sin haber hecho nada para merecerlo, más que tratar de llevar una vida lo más bonita posible, hemos de sufrir las consecuencias de sus crímenes económicos, humanos y mentales, aguantando cada día sus locuras, como quien tiene un familiar psicópata en la familia, que dice ser Dios, y a todos amarga y fastidia, mientras el resto le sigue la corriente, en vez de encerrarlo en un manicomio, que es donde debería de estar.
Pronto aprendimos este mecanismo de la patata caliente, es decir, de pasarle el muerto de nuestras propias barbaries a quien tengamos más a mano, y si son mujeres y niños, que son los más vulnerables en la mayoría de las casos, pues mejor, antes nos libraremos de ese peso en la conciencia y ejerceremos nuestro sadismo contra aquellos a los que decimos amar y respetar.
Por supuesto, la esquizofrenia venía ya con marca registrada. Pues Dios y el Diablo son el mismo tipo con dos disfraces aparentemente antagónicos, que se viste según le convenga más el uno o el otro para conseguir sus propósitos. Si no te convenzo con mis pobres argumentos de sujeto dominante y déspota donde los haya, y no estás dispuesto a creer en razones invisibles que no se sostienen ni resisten el más mínimo análisis lógico, no te preocupes, que me vas a ver la cara de verdad, y te voy a amenazar con la tortura y la muerte, eterna, además. Qué tipo tan agradable, tú. En los manuales les llaman borderlines o algo así.
Este pobre mecanismo de encubrimiento de la maldad más elemental y de la hipocresía, en que unos muchos soportan las consecuencias de otros pocos, pero muy locos, tiene necesariamente que incardinarse sobre la asunción de alguna clase de microchip mental o programación traumática, que es la única manera en que nos pueden hacer aceptar esta basura. Porque su único mérito, si es que se le puede llamar tal, es habernos amenazado con la pérdida de la vida con el fin de que nos hagamos los imbéciles y asumamos una responsabilidad que sólo les corresponde a ellos, que son los que realizan los actos contra la humanidad. Este mecanismo, a base de implantarse en el tiempo y en las personas, se ha propagado como un virus letal. Y muchas veces, debido a la inercia de su práctica, acabamos inconscientemente ejecutándolo, dado que a veces no parece que vayamos a poder encajar en la sociedad de otra manera. Y dado que somos gregarios, haremos cualquier cosa por ser comunidad, aunque sea ésta de tarados.
La religión y su mecanismo de impunidad ilegítima, está herida de muerte. Ya era hora. No asumamos sus errores, no les sigamos más el juego. Seamos hombres y mujeres verdaderos. Usemos la inteligencia, la integridad, recuperémosla del lodo de los tiempos y traigamos de vuelta la memoria de quienes somos. Pues somos responsables de nuestras vidas, y somos los artífices de la misma. Podemos pedir responsabilidades a quien se equivoca, y sólo entonces podremos hacer aquello que nos apasiona y nace de nuestra voluntad e inteligencia, que son los rasgos que nos hacen ser lo que somos. No permitamos más que nos roben la vida, la realidad, que nos instalen huecos fantasmagóricos en nuestras casas, que nos pongan muros invisibles, que nos esclavicen, en definitiva. Pues no hay ningún Dios con futuras e inciertas recompensas (que nunca llegan por eso mismo, porque son caprichosas y arbitrarias, amén de inexistentes), ni que vaya a ser capaz de nada, y mucho menos de decidir sobre nuestra vida y, lo más humillante de todo, hasta de nuestra muerte.
Yo creo que este déspota interior proyectado en esta especie de Doctor Jekill y Mister Hide que el constructo falaz de lo metafísico es, más que un Dios de la Vida, es el Dios de la Muerte, y, además de la peor de ellas: la Muerte en Vida.
Y si alguien tiene aún dudas de hasta qué punto toda la religión no es más que un cruento plan de dominio, que trate de observar las "casuales" coincidencias que hay entre ese Dios Todopoderoso que todo lo ve, que sabe todo lo que haces y a todas horas, que te vigila y juzga constantemente, y este sistema brutal que trata de vigilarnos con cámaras todo el tiempo, fiscaliza todos nuestros movimientos bancarios y contables, y nos crea un terror continuado con crisis económicas planificadas y amenazas de guerras constantes, o de robos, o de violaciones. Se parecen demasiado. Tras la falacia de lo intangible, se perpetran cada día los actos más canallescos y contrarios a la vida humana, que pagamos y asumimos en silencio mientras se ríen de cómo les suplicamos a las inertes paredes de casa, una casa que probablemente, además, esté por ellos hipotecada. Mientrastanto, un niño muere de hambre o es violado tras los "píos" muros de un convento. Y encima tienen la desfachatez de decirnos que Jesús amaba los niños. Qué mentes tan retorcidas las que así entienden el amor.
¿ A qué esperamos para acabar con ellos? ¿A qué esperamos para darnos cuenta de que son éstos nuestros enemigos verdaderos y no otros? ¿A cuántos más de nosotros habrán de violar y torturar mientras revientan sus carnales estómagos de vino caro y de arcas repletas de oro? ¿Cuándo dejaremos de lado la mentira que nos han implantado y que es la única que les permite abusar de nosotros? En tus manos está, y no en las de nadie más. Créeme: no está en sus manos, pues Dios no es más que ellos mismos impostando los principios verdaderos de la vida que nos corresponde por derecho propio. Y encima son unos megalómanos, pues se creen tocados por una gracia especial, un toque "divino", como todos los locos siempre se lo han creído para perpetrar las acciones más vergonzosas contra sus supuestos congéneres e iguales. Ellos no creen en la igualdad, de ahí que pusieran su propia soberbia allá arriba en los cielos, muy por encima de todos nosotros, a los que en el fondo desprecian profundamente.
Los nuevos remixes espirituales de hoy se llaman "Nueva Era", pero no deja de ser el mismo mecanismo de fondo, el mismo. Como la supuesta "ley del Espejo", esa que ahora todo neófito se tiene que saber como el padrenuestro, y que no es más que un ignorante retorcimiento de la función de las células espejo de nuestro cuerpo, y con los mismos fines: justificar al jilipoyas de turno que te dice que, si te maltrata, es porque te está reflejando tu propia oscuridad. Sólo por poner un ejemplo.
Y no caigamos en la dicotomía ateo-creyente, por favor. No empecemos ahora a pelearnos por eso, pues en su base está la misma bazofia que tratamos de justificar. Hemos de estar por encima de esas proclamas que han pretendido escindirnos en base a quienes se creen el cuento, y los que no. Miremos más allá de la etiquetas, y veamos si frente a nosotros hay un auténtico ser humano que razona, respeta y se hace responsable y coherente, se autodenomine a sí mismo ateo o panteísta o creyente. Arranquemos esta raíz podrida, y empecemos por el principio.
En serio, somos demasiado preciosos e increíbles como para tolerar esto ni un segundo más. No dejemos que estas locuras y sus asesinos de cuello blanco dirijan más nuestras vidas. Seamos inteligentes, y vivamos bien, como somos de verdad y sabemos. Recuperemos el paraíso, éste que cada día pisamos con nuestros pies, y que, a fuerza de traumas, vemos sin mirar y soñamos sin vivir. Rompamos esta estúpida burbuja de mentiras que nos impide sentir la diaria fragancia y belleza de la vida, una vida que es nuestra, y de nadie más, por derecho evolutivo, por imperativo radical. Y sin impostores insoportables de por medio. Sin ladrones. Sin espías. Sin locos asesinos. Sólo nosotros, y la vida. Como siempre ha sido, fue, y será.

jueves, 28 de agosto de 2014

Bienvenue, depredador

Esta noche estaba en casa, en mis fiebres y delirios nocturnos. Era noche cerrada de luna nueva, y yo era otra vez un fantasma, vagando en penumbras por escenarios pasados que se hacen presentes, entre volutas blancas de suave selene. Estaba sola, por no alterar el guión. Era ectoplasta solitaria.
Y entonces, ha vuelto a pasar. Lo que me viene pasando de antiguo, y sin previo aviso ni telegrama anunciador. He visto que la puerta de casa se abría lentamente, muy lentamente, y he sabido que era el depredador. He empezado a trazar tácticas de defensa, a gran velocidad, será fulanito, será menganito, será tal, será pascual. Me hallaba paralizada, aterrada, he querido gritar pidiendo auxilio, pero no me salía la voz. Pues cuando él aparece, yo lo pierdo todo, pero lo primero que pierdo es mi voz. La puerta seguía abriéndose impertérrita, a ritmo de cadencia, como un lento vals del horror. La angustia me ha congelado, se ha detenido el corazón.
El depredador tiene llave, tiene llave de mi casa, eso, no lo comprendo yo. Y entonces me he preparado, me he preparado para su depredación.
Y entonces ha sucedido algo nuevo, algo que jamás hubiera previsto. Cuando la puerta se ha abierto del todo, he visto a una mujer muy pequeña, vestida de negro, una mujer morena que parecía ser yo. Venía loca por verme, venía loca de amor. Estaba grillada, definitivamente, pues le cegaba su amor. Me ha mirado y me ha dicho: "Vengo a cuidarte, mujer hermosa donde las haya, vengo a cuidarte y a adorarte, lo quieras tú o no. Soy tu voluntaria esclava, el ángel de la guarda de tu sueño interior".
Yo la he mirado embobada, sin entender su perturbación. Yo estaba serena y muy guapa, yo estaba entendiendo algo, qué sé yo....
"Pero no necesito tu servicio, no al menos así, así no"- le he dicho a esa mujer enana y extraña, esa mujer interior.
Entonces has aparecido tú, lucero mío de mi alma, y te has llevado a este otro yo.
-"Déjala, que así no lo quiere"- y te la has llevado en volandas, a esa pobre entregada y enamorada, que en su servicio se ataranta, y en sus maneras no hay honor.

Y me he vuelto a quedar sola, y he entendido algo, algo de inconmensurable valor. Y he vuelto a sentir mi garganta, y te he cantado, bajo la luna gestante, otra preciosa canción. Se la he cantado a esa montaña, esa montaña que añoro, esa montaña que guarda mi amor. Y he sabido que me quieres, y que también te quiero yo. Y he sabido que entre sus garras, guarda un tesoro mi fiera, mi loca bestia interior. Que se muere por dar servicio, por guardarme, por amarme con fuego y pasión, que es dulce y completamente entregada, que ese demonio sufriente que aguarda eres tú, y soy yo.

domingo, 24 de agosto de 2014

El jeroglífico del tiempo


Si me niegas el presente, te negaré yo todos los tiempos.
Si aniquilas mi presencia, no seré tampoco un resto de ningún pasado.
Si me asesinas como futuro, no esperes encontrarme en nada pretérito, y mucho menos ahora.
Pues yo soy ubicua, y estoy para ti o no estoy.
Yo soy. Siempre.
Me extiendo en los confines de los Orígenes y abarco el Futuro que no se termina nunca.
Yo soy ahora y siempre.
Y si pretendes hacer conmigo una imagen muerta, muerto estarás tú en tu propia memoria.
Pues no paso porque niegues la vida que soy.
Pues no paso porque me troques objeto, aunque sea objeto mental con que divertirte o pasar el tiempo.
Si no existo para ti, no existo.
No existo ahora, ni existí antes, pues antes era yo la misma que ahora. Pretender otra cosa es, de la vida, mofa.
Si pretendes convertirme en un recuerdo muerto, el único cadáver vas a ser tú.
Pues yo estoy viva, y soy la que siempre fui a tu lado.
Sigo teniendo las mismas manos y los mismos sueños, la misma música y los mismos besos.
Si me niegas ahora, es que siempre me negaste en realidad. Y no seré ni fui para ti nada.
Sufrirás un ataque de Alzheimer y nada más que eso. O serás un errante lunático que habla con sus propios espejismos. Que se cree pintor, que se cree músico.
Y tu obstinación en borrarme será tu sentencia de muerte firmada por ti mismo, que no la mía, porque yo sigo viva ahora. Tal vez, al olvidarme tú, te olvides a ti mismo.

Yo en cambio siempre te recordaré como los restos de un naufragio que desapareció de mis costas.
Yo no te olvido, porque vivo.
Porque perder la memoria es como ser un fantasma, ese ectoplasma insoportable, ese zombie de las dimensiones, un niño siempre herido.
Y yo vivo, y estoy radiante, y respiro, y sueño y amo, y brillo.
Me has negado como Pedro negó a su amigo. La diferencia está en que yo no soy Jesucristo. No tengo misiones de redención ni ascenderé a los cielos en el tercer día de ningún año. Pues yo vivo en el cielo y en la tierra: así en el cielo, como en la tierra.
Soy la que siempre fui, la que siempre soy: el ataúd que te empeñas en forjar en esa realidad que no puedes alterar por mucho que te obceques en hacerte el muerto: eres un houdini enloquecido en mis recintos tanatorios, velado por mis flores y mis coronas, el Siemprevivo, el Siempredivo, el más jilipoyas de todos los que hubo jamás. Son mis tablones los que contienen tus huesos adormecidos.
Soy el fuego que te consumirá en la pira funeraria que no consume nada, salvo tus locuras negatorias.
Juega ahora a la demencia senil, no importa. Aquí, en las tierras del Presente, siempre recordaremos tus extrañas paranoias.
No me hallarás en ningún tiempo verbal, pero tampoco terminarás de olvidarme. Te arrastrarás por otra espiral, en tu negación infame. Sin darte cuenta, debido a la anestesia del tiempo, creerás que has olvidado, embebido en tu frenético movimiento. Movimiento que no se mueve, aunque creas que estás viajando a alguna parte. Un hámster, a tu lado, ya lo habría captado.

El más taciturno de los mortales quiere no-ser. Dice que yo no soy ni existo, pero habla de mí en pasado. Aún no conoce los misterios del tiempo.
Hágase pues tu voluntad, y olvida.
Yo, estoy viva. Ahora ya sabes que la muerte, es mentira. La del amor, es mentira.
Sólo muere lo que jamás existió, y yo, mi amor, yo estoy viva.
Pero si insistes en lo contrario, muere pues, mientras te hago el velorio. A nadie engañas más que a ti mismo, haciéndote el paralizado.
Dios Mío, que misterios tienes a veces, tan extraños.....sigue rezando así, y te aplicaré anestesia milenaria. El único dormido serás tú, y porque quieres.
Mientrastanto, seré lo que soy. Muy a tu pesar. Y tú, tú si que estarás en tierra de nadie.....en la tierra de los imposibles, de los amores negados, máxima imposibilidad donde las haya.
Yo, te amo. Aunque sea en tu ausencia de memoria. Aunque sea sin tiempo. Aunque digas que no. Aunque te hagas una lobotomía. Aunque sufras epilepsia. Nada impedirá que yo viva, y yo, yo te amo.
Por eso mismo, estoy viva.
Y siento decirte que contra eso, nada puedes, ni tú, ni yo, ni nadie, ni el tiempo que no pasa, ni el tiempo que se cree que pasa, ni el presente, que no cesa.
Por eso mismo, porque soy el Verbo primero, La que Ama, por eso mismo, estoy aquí siempre.
Yo Soy la que te Ama.

viernes, 22 de agosto de 2014

A cal y canto


Una puerta he cerrado a cal y canto. Clausurada, sellada, cerrada por los restos y definitivamente.

Era una puerta vieja que no encajaba en su quicio, por donde me entraban parásitos y muchas moscas.

Era una puerta que esperaba a alguien que la franqueara.

Yo misma lo hice, para cerrarla.

domingo, 17 de agosto de 2014

¿Aborto sí? ¿Aborto no?


Este largo debate que nos ocupa ab antiquo, adolece, en mi opinión, de un enfoque fundamental. Siempre llega ese momento en que te preguntan sobre el tema del aborto, y entonces ya sabes que la polémica y el encontronazo están servidos. Trataré de dejar claro mi punto de vista.
Cuando digo que no soy proabortista, los abanderados de la conciencia política moderna me miran con desdén, y casi inmediatamente me tildan de pepera, católica o pobre descerebrada anticuada que no ha recibido aún el toque de gracia feminista. No soy nada de eso, aunque tampoco tendría reparos en confesarme como tal si así lo sintiera. Me gusta mucho la libertad ideológica, por entendernos. Pero hay algo que creo deberíamos abordar cuando hablamos tan libremente del aborto. Lo primero, me parece, sería consultarlo con los sujetos abortandos. Es decir, hablemos con las personas ciegas, sordas, con defectos físicos importantes, o con las que han nacido con sindromes raros y estigmatizantes, o parálisis graves, o condiciones especiales psicofísicas. Tengamos el valor de conocer a esos seres, y afirmemos ante ellos que estamos convencidos de que no deberían haber nacido. De que lo ideal hubiera sido que su madre los hubiera podido abortar libremente. Porque eso es en realidad lo que creemos, ¿o no?
Dicen que el patriarcado se inició oficialmente, que no oficiosamente, con el Código de Hammurabi, ese megafalo legislativo que instauraba la hegemonía del varón sobre la faz de la tierra. Ya el derecho romano de las primeras épocas, en sus textos civiles, concedía al pater familias poder total para decidir cualquier aspecto concerniente a los que se hallaban bajo su esfera de dominio, incluido el derecho a la vida y a la muerte. O sea, que el hombre, por el mero hecho de serlo, y sin mayores consideraciones, podía matar o dejar vivir a cualquier miembro de su familia. Horrible, ¿verdad?
Quisiera saber cuál es la diferencia fundamental que radica en afirmar lo contrario: que la mujer, por el mero hecho de serlo, decide sobre la vida del nasciturus, y punto. Sí, ya lo sé: que el feto no es en realidad un auténtico ser humano.
 Podríamos entonces a continuación reflexionar sobre el hecho de que los nasciturus, e incluso los concepturus, se tengan en cuenta en las leyes civiles vigentes, especialmente a efectos de protección de sus derechos patrimoniales, y hereditarios sobre todo, reconociéndolos como sujetos de pleno derecho "en todo aquello que les resulte favorable". Mientras, a la par, afirmamos que, cuando se trate del derecho a la vida y a la integridad física ( y yo me atrevería a decir también, a su integridad humana y moral) de los mismos, que la madre decida lo que quiera, y sanseacabó.

Si esto no es síntoma de incongruencia, que alguien me lo explique, por favor. Tal vez el debate abortista está olvidando la visión más importante del asunto: la posicíón humana de la criatura en gestación.

He tenido la fortuna de conocer y tratar a personas que, de haberse aplicado la ley del aborto libre, nunca hubiera conocido. Y me parece una crueldad injustificable no considerar esta parte de la ecuación humana, y, dado que vamos a decidir, nada más y nada menos, su derecho a ser como son. Su derecho a vivir.
Deberíamos ponernos en contacto con las asociaciones de discapacitados, con las miles de historias de seres y niños nacidos sin ojos, sin miembros, o con síndromes extraños, o con dos cabezas, o con apariencia simiesca, o interconectados entre sí. Ninguna solución al asunto debería pasar por obviarles como seres dignos y maravillosos que son. Y que, debo confesar, me han dado las lecciones de amor más valiosas de mi vida. Con ello nada afirmo, pues, puedo jurar que, si ellos mismos, desde la honestidad, la dignidad y la libre expresión afirmaran mayoritariamente que tenemos razón, y que en todo caso, sólo porque la madre así lo quiere, deberían ser abortados y no llegar a ver la luz del sol, entonces, me plegaría a su voluntad sin rechistar, aunque bastante triste por dentro, lo confieso.
¿Qué debate real haremos sobre el aborto sin conocer a sus más directos afectados? ¿Les decimos a las criaturas sanas, pero nacidas en zonas míseras, que vamos a aprobar una ley de aborto libre para que no nazcan, porque total, para lo que les espera....? Lo digo en serio, vayamos a esos seres y digámosles abiertamente lo que pensamos sobre el tema. Digámosle que nadie debería nacer si la madre no quiere, y que ni siquiera es necesario que haya una aberrante razón de fondo como la de que no hay dinero suficiente o están deformados. Que somos egoistas y carentes de empatía, porque el feto no siente, y lo sabemos a ciencia cierta, pese a que todas las evidencias científicas muestran que el tubo neural ya está formado en las primeras semanas, y el corazón pulsando alegremente desde la séptima, así como las manitas y los piececitos ya esbozados desde ese mismo momento. Vayamos y digámoslo a la cara. A ver qué pasa.

No critico ni juzgo a quien aborta, no van por ahí los tiros. No se me ocurriría en la vida poner en cuestionamiento las razones que hacen que se tome una decisión como ésa. Pero no se pretenda frivolizar con el tema tampoco, o proponer una solución social global o nacional sin una reflexión sentida del asunto, que, me parece, pasaría, cuanto menos, por conocer a esos niños que no deberían estar, que son ciegos, que tienen huesos de cristal, que nacieron en suburbios miserables, que no tienen brazos o piernas, que van en silla de ruedas. Pasaría por intimar con esos colectivos y por preguntarles abierta y delicadamente sobre su punto de vista respecto del aborto libre, o del aborto con causa legítima.

Ninguna solución al aborto será válida sin este paso previo. Yo puedo afirmar, a día de hoy, que no querría que la vida se hubiera constituido sin ellos. Que para mí son únicos y preciosos, que son grandes maestros de humildad y de sentimiento humano, que me han hecho mejor persona al tratarlos, que me han hecho caer en picado de la absurda picota de mis vanidades. Que me han hecho ver que el problema de fondo no es ese, ni de lejos, que el problema de fondo es otro. Que les respeto, que les quiero. Que aborrezco el sufrimiento y la miseria, pero a ellos, les quiero con toda mi alma. Hasta el punto incluso de tornarme proabortista si me lo piden, si me hacen ver la luz de sus razones.
Y que algo tan grave como es interrumpir la vida de un ser que, a un nivel total, está recibiendo la aprobación de la vida para desarrollarse, debería pasar, como mínimo, por una profunda reflexión conjunta de la sociedad, de todos y cada uno de nosotros, donde, el paso primero y fundamental, sería el de colocarnos en su piel, en su inocente alegría de vivir, y, desde ahí, decidir de verdad qué queremos hacer como grupo social humano, tal vez, entonces, para contemplar estupefactos hasta qué punto realmente lo somos.

jueves, 14 de agosto de 2014

Suma Sacerdotisa


He sido la amante del Sumo Pontífice, he conocido el sabor del tantra supremo. Con un ligero toque de sus manos, yo he alcanzado el cielo.
Con un roce en mi Ojo, un suave golpecito en la frente, mi Cáliz pulsó y conoció la dicha completa y perfecta.
Pero cuando quise tentar la Tierra, ésta no se abrió para acogerme, y caí en estrepitosa angustia, y aún sigo cayendo, sin estrellarme definitivamente.
Es eterna la caída.
No quiero caer más. Hoy deshago mis votos, mis votos de obediencia, mis votos de castidad, mis votos de renuncia, mis votos de austeridad.
Pues he conocido la Gloria, y ahí es donde quiero estar. Y la Gloria es Cielo, y también es Suelo, suelo sagrado, suelo bendito y eterno.
Hoy me retiro por siempre del Claustro y del Convento. Tengo miedo, y he olvidado la sencillez del campo, temo perderme en baratijas y quimeras, en mercadeos baratos, en tristes trastiendas.
Recuerdo un vago sabor de ser otrora Reina. Una Reina perfecta. Una dicha de rumores y abundancias, sin avaricias cortesanas. Cielo y Tierra en mí se aman, mas no hallan la fisura que en apariencia les separa. He perdido la gracia de la Soberana.
Camino descalza y harapienta, triste y sedienta. No creo que en la intriga sociopolítica halle jamás mi vivienda.

He caído desde los doseles escarlatas a las piedras punzantes del camino. Lloro y sangro, como cuando se pierde a un hijo. No puedo olvidar a mi amante, a mi amante supremo. No puedo vivir sin él, pero tampoco le encuentro. Me expulsó de su lecho un día, sin darme reales supuestos. No es legítimo obrar así para con quien fue inocente en la entrega de su sereno templo . El Sumo Maestro devino el más cruento de los mortales, lleno de infamias y traiciones, mundano e infernal, abominable.

Mi corazón se desangra en inútiles devaneos, y mientras erro, erro por un inmisericorde desierto, repleto de tristes espejismos, donde todo está seco, todo, salvo algunos recuerdos. De luz amable y sencilla, de una cabaña en el bosque, de un hacer el amor tierno y gozoso, de un amor puro como las rosas, fragante y dichoso. De un amor hermoso.

Yo recuerdo un reino, un reino que me pertenece. Estoy esperando a alguien, alguien que trae la otra mitad de la llave. Llevo demasiado esperando, llevo demasiado sufriendo, llevo demasiado alucinando. Siento el vergel al otro lado...pero no logro encontrar la clave para penetrarlo.

Mas ya he llegado hasta aquí, y soy demasiado consciente de que no tengo ya otro destino: estoy a las puertas por fin, más cerca que nunca, más imposible que siempre. No tengo a quien encomendarme ni me albergan creencias: sólo te intuyo, te intuyo ante las puertas. Dime si vendrás o no, dime si tú también me buscas, dime si eres el de la llave, o mátame con una palabra, pero no prolongues más mi duelo, que es inhumano tamaño dolor y sufrimiento.
No puedo vivir sin ti, ahora ya lo sabes. No quiero vivir sin ti, y si no vienes, seré un yermo cadáver. Un cadáver que soñó ser música, familia y dulzura; como dijo aquel poeta tan amado: polvo seré, mas polvo enamorado.
Preferible es la certeza, que la torturante duda.
Si de verdad eres mi amigo, pronuncia la palabra pactada.
Mátame o dame vida, pero hazlo ya. Me da igual el resultado, sólo quiero morir, en un sentido u otro: como triste fantasma, como un pasado realmente olvidado. O como la que en verdad dentro de ti habita, pues eres tú el que siempre estuvo enamorado.

El tiempo ha terminado.

viernes, 8 de agosto de 2014

Cartas a Fernando II


Querido Fernando, hoy me ha llegado una imagen tuya casualmente, y me he quedado de piedra. Ciertamente, he dejado de conocerte. En ella aparecías en una asamblea de un nuevo partido político al que llaman Podemos, y me he preguntado qué estarías haciendo allí. ¿Dónde estará el hombre que un día conocí? Solías desdeñar esas proclamas y vivir por encima de ellas, o al margen de las mismas. Eso me gustaba especialmente de ti, y de hecho, junto a ti acabé apartándome de la arena política de forma definitiva, cosa que recibí como una magnífica liberación. Y ahora, residualmente, dado que yo misma me puse en contacto con la página de este movimiento a principios de año, para salirme de él enseguida, he recibido fotos de la última reunión, y en una de ellas estabas tú (o quien parece que eres ahora) dando al parecer un discurso o algo similar.
Me acuerdo de que me decías que yo era un reto para ti, pues te obligaba a salir de tu zona de comfort. A la que veo has regresado aún más intensamente como efecto rebote. No puedo decir yo lo mismo, que he surcado muchas y profundas aguas que me han llevado y me llevan a orillas nuevas y mucho más agradables para mí. Tal vez no lo decías en serio, y has descubierto que es en ellas donde estás a gusto. Has vuelto a "tu generación", como te empeñabas en autolimitarte dentro de un espacio temporal, en lo que resulta conocido, donde tienes un lugar, una historia, una música compartida que ha dejado de renovarse y un personaje bien apertrechado. No te juzgo, lo comprendo a la perfección. Tal vez tenías razón cuando afirmabas que soy demasiado joven para ti. Y cada vez lo soy más. Mi espíritu es burbujeante y joven, desatado y libre, y no sabes cómo lo honro y disfruto de él. Sé que no deseas ser perturbado en tus nuevos territorios, y no lo haré. Por ello estas cartas las lanzo al aire, por si desean libremente volar hacia ti. Son pájaros ligeros que se rigen por alegres cartas de navegación marcadas por la belleza y la luz de las estrellas.
No, Fernando, realmente no podría acompañarte a esas asambleas, dado que no creo en sus consignas, aunque las honro profundamente. La escuela de la vida está presente en todas partes. Sólo me duelo aún por no haberte podido llevar conmigo en mis nuevos viajes. Tampoco podría insertarme permanentemente en la Mistelera, y parecía que tú tampoco, dado que no poco te reías a veces de ella y de sus gentes, con todo el cariño del mundo, dado que mucho apreciamos y queremos nosotros a los compañeros de la misma. Mi mapa pasaba por nuevos rumbos, y cuando es el amor quien lleva las riendas, no es posible resistirse a su mando. No al menos para mí, aunque tú llegaste a afirmar un día, dentro de los días de radio, que se podía ir en contra del corazón. Yo creo que no se puede, pero hasta de eso se aprende.
Tampoco podría cantar año tras año en los mismos festivales locales, no porque no me parezcan geniales, sino porque lo siento desde otro sitio. No sabes cómo añoro aquel momento en que nos sentamos a presenciarlo, y reíamos y reíamos. Veíamos lo mismo, y era muy divertido, desde el palco de quien no se lo toma en serio, desde la tribuna de los que han elevado el vuelo y lo disfrutan desde otra perspectiva, sin perder el cariño por todo lo que nos rodeaba.
Me desdeñaste por no tener obra, y ahora que te mando un precioso tema compuesto y tocado por mí, ni siquiera te emocionas. Antes te deleitabas y volábamos juntos, y todo era posible. Nada ha cambiado por aquí, Fernando. Soy, si cabe, mucho mejor intérprete de lo que era cuando nos conocimos, y es extraño que, si antes, en mi torpeza, me adorabas, no lo  hagas ahora que he ganado en maestría. Me entristece, pero la música en mí no va a detenerse por algo así. A veces creo que dejaste de creer en ti mismo, o tal vez no estabas preparado realmente para dar ese salto del que tanto hablabas y que tantas ganas tenías de dar. Me trazaste un mapa, y lo he seguido a pies juntillas. Y yo no he caído en el matrix. Ahora mi chico está gustosamente instalado en él. Ha decidido olvidar sus promesas y sus dibujitos proféticos. No pasa nada, mi querido hombre, tal vez ese mapa lo era sólo para mí. Lo quemé en una crisis de hondo dolor, pero te aseguro que no se ha borrado de mi memoria. Lo recuerdo nítidamente.

Cuando empecé a recibir condenas por ser moderna, supe que habíamos extraviado el rumbo. No sabes cómo sufrí en silencio. Me cortaba las alas. Me impedía la autoexpresión y el goce. Tus ojos pasaron, de hacerme crecer en ritmo y belleza, a condenarme por mover demasiado las caderas o entregarme a la esencia de la música. Aún bailo para ti, Fernando, para aquellos ojos, para aquella mirada. Gracias por dármela. Me hizo volver a nacer. Tu mirada me hizo nacer a una nueva vida. Has sido mi partero, mi mentor espiritual, mi amante, mi padre, mi novio, mi amigo, mi tortura también. Lo fuiste todo para mí.

Pero no deseo regresar a los cinchos y las correas, a las limitaciones, por muy predecibles y seguras que puedan resultar. Simplemente, ya no son mi lugar.

Y sí, Fernando, mi amor a la música es tal que estoy a la vanguardia de ella, aunque en el carné ponga que no tengo los años como para que eso suceda. Hay cosas que, simplemente, yo no soy capaz de entender ni de acatar. Porque no me parecen inteligentes.

Tu inteligencia era para mí el mayor revulsivo de mis fuegos internos. No puedo entregarme a quien no me estimula con su mente. Pero en tu caso, hubo una sobreestimulación que me enfermaba. Había demasiada mente, y yo trataba de equilibrarlo con los caminos de la elegancia emocional, de la sencillez, de la confianza. Todos mis esfuerzos contigo fueron en vano. Y veía cómo te atraían otras mujeres, cómo deseabas realizar nuevas conquistas, y, lo peor de todo, veía cómo me lo negabas, cómo negabas lo obvio. Ahí también supe que lo nuestro estaba terminado, si es que alguna vez comenzó realmente, que ya lo dudo.
La deslealtad es un medio de perfecta eficacia para destruir la belleza. La deslealtad que supone mentir, y ahí sí que te perdía a todos los niveles, y supe que me habías traicionado. No creo que haya cosa más fea y vergonzosa que esa; sí, hay una aún peor: no reconocerlo y despreciar y cosificar a tu compañera para ocultar lo que para mí era claro como la luz del sol. Si crees que has sido capaz de engañarme en algún momento, estás muy equivocado. He visto todos y cada uno de tus movimientos, nada se me ha escapado, y por eso me marché, porque no me querías en realidad, Fernando, y sólo por eso me fui. Por no hablar de que he vivido tus historias en carne propia y desde la distancia, que es lo que sucede cuando amas de verdad. Ya lo experimentarás, y entonces, lo comprenderás.

Me queda una última cosa por confesarte, y es que, cuando Basilio apareció sorpresivamente en escena, le escribí un día diciéndole que yo sabía que él era mi alma gemela, y que todo estaba sucediendo para que los velos fueran finalmente retirados. Por alguna misteriosa razón a la que me pliego y rindo, y así traté de hacerlo y de comunicártelo, él y tú pronto os instalasteis en el mismo pack, y el uno me llevaba al otro y viceversa. Recuerda que tú también corriste a los brazos de Dagmar confesándole que aún la amabas y que yo sólo había sido una locura pasajera. En tu configuración también había dualidad. Sólo que yo no la podía llevar a lo físico ni quise hacerlo, y tú sí pudiste y lo hiciste. Yo habría sido incapaz de volver a tener intimidad con nadie tan pronto, de hecho he tardado casi un año en poder volver a hacerlo. Basilio y tú formabais parte de un acertijo espiritual que aún ando tratando de descifrar, y que poco a poco se va revelando y pacificando, pues estas pruebas así se presenta y diseñan, y no tiene sentido eludirlas, máxime cuando una ya siente que está preparada para afrontar cualquier visión que se le presente. El guión comienza ahora a tocar a su fin, y se va deshaciendo lenta y pausadamente, como deben en realidad hacerse las cosas que se gestan y se mueren, y vuelta a empezar. Como tú me dijiste un día, ya no voy a dar más vueltas en la espiral, querido antiguo esposo, ni pienso reiniciar un nuevo ciclo de lo mismo. Me dirijo al centro, a ese corazón donde miraré al espejo limpio, y aceptaré la visión del Yang que haya de aceptar, sin proyecciones ni deseos, sin miedo, serena. Estoy preparada para ver lo que sea.

Y poco más, Fernando, o lo poquito que queda de él en mi memoria. La distancia es el olvido, mi amor, y este Alzheimer inmisericorde lleva camino de cubrir los recuerdos con un espeso manto blanco en sordina. Aún te recuerdo de joven, el más guapo de todos los soles, la estrella inalcanzable, el hombre que me derrite, el amor imposible. La imagen eterna que no me abandona. No puedo olvidarte, amor. No puedo.
Ya estoy resignada a ser una estrella sin rumbo.....

He conocido a alguien nuevo. No tiene nada que ver con mis hombres. Aunque trae magias y señales con él. No puedo seguir esperando lo que no ha de venir. El manto blanco se cierne sobre mí a sabiendas de que no logrará que te olvide nunca, ni que una parte de mí sueñe tan sólo en volver a amarte fuera del tiempo como solía ser, en ser testigo de la apertura de tu corazón, en impregnarme y preñarme de tu esencia y correr el riesgo de no volver a ser nunca ya la misma. De que tu ternura me transforme por completo, me rompa todos los planes en pedazos, me derrita y me convierta en un charco de agua indefenso que cualquier sol pudiera transformar en un vapor sin trascendencia. Tal vez en esos mínimos 21 gramos que dicen que pesa el alma.

Me aterra pensarlo, lo rechazo de plano. Y, al mismo tiempo, no creo querer desear ninguna otra cosa en este mundo. Pero no me aferraré a la forma, porque la forma ha desaparecido, y me agarro a asideros que, por nada sólidos, me hacen caer estrepitosamente quebrándome huesos en cada intento de volver a encontrar tus brazos, de apoyarme en ti, que ya no eres ni estás. Y eso, lo voy aceptando. Como verás, nada tengo que envidiarle a Serrat y a los de su quinta, en cuanto a desgarros de amor y profundidades trágicas de preciosas memorias caídas en el olvido que nunca se olvidan.

Pero no me voy a instalar ahí, mi vida. Pues el que no se aferra, avanza, y no sólo no pierde lo pasado, sino que puede seguir acumulando más y más riquezas. Para entendernos, cariño, tener cuenta ilimitada en el banco también incluye disponer de menos, si así lo deseas. Pero quedarse en lo menos sí que no te permite experimentar lo más, pues lo más incluye a lo menos y lo abarca e integra, pero al revés eso no sucede.

Siempre tuya,

Patricia
.

Cartas a Fernando

Querido Fernando,
Soy Patricia. Ésa con la que has construido una obsesión ciertamente desquiciante, que pretendo deshacer con estas cartas.
Mi querido Fernando, sabes que te quiero bien y aprecio sencillamente, pero no siento que tú y yo estemos destinados a un futuro juntos. Por mucho que lo he intentado, no siento contigo calor de hogar, y no deseo torturarme más por ello ni negarme a entrar en mi casa sólo porque resulta no ser la tuya. Mi querido Fernando....mi querido Fernando.

Empiezo a querer abandonar todas aquellas ideas y constructos de amor de pareja que sólo esclavitud me han traído. Mi amado Fernando, ¿crees que no hubiera querido amamantarte por siempre jamás? ¿Crees que no pienso aún que nadie me hará sentir lo que tú me hiciste sentir? ¿Que no echo de menos tu mirada como a los mismos soles? Mi amado Fernando....

Aquellos hermosos sueños se resisten a morir, y asisto impotente a un largo proceso de duelo donde sé que he de aceptar que los hilos se enredan y nos asfixian, y que necesito creer en la bondad de la vida, o pereceré de pena. Querido Fernando, ¿crees que aún no se revuelven en mi vientre posibles criaturas que tú y yo hubiéramos gestado? Si supieras cuánto lloro, Fernando queridísimo....tan tiernamente que me ahogo.

No es cuestión de amor, querido mío. Amor hay a raudales. Veneración también. Encanto, necesidad vital de ti incluso. Pero, ¿qué le vamos a hacer si en realidad no nos acabamos de gustar? Me dueles, Fernando, me dueles demasiado.

A veces pienso en qué hubiera pasado si te hubieras derramado sobre mí, si me hubieras finalmente ungido, si hubiera bebido de tu cáliz, si me hubieras hecho el amor en la más desnuda vulnerabilidad. Si te hubiera visto llorar sobre mí. Tal vez entonces todo habría terminado realmente, y aún estoy dispuesta a ello si es por el bien de ambos.

Mi querido Fernando, haré lo que sea por ti. Que es por mi también. Mi querido pequeñito, no tengas miedo y atrevámonos a averiguar si realmente quedó alguna piedra por remover, y removámosla juntos, que para mal no será, te lo aseguro. Hemos llegado a un punto en que realmente ya no hay nada que perder, y todo que ganar. La decepción, esta vez, no nos matará, te lo garantizo.

Querido amigo mío, te tiendo la mano para que camines por ti mismo. Amor mío, yo te quiero. Amor mío, yo te amo. Te amo como sea que tenga que amarte, pero si recuerdo has de ser, sé un dulce y alegre recuerdo....mi querido hermano, que fuiste mi Dios un día, no te deseo ya más en un pedestal inalcanzable e inerte, no seas estatua, ¡vive!

Vive en mí y vive en ti, vive, cariño, vive....mi amor, estás vivo. Yo me rindo a tu forma de existencia, pero vive, te lo ruego. Vive como tú sabes, vive cómo realmente eres, más precioso que todos los soles juntos, tan hermoso que me nace la avaricia de poseerte, aún a sabiendas de que es en vano. Tan bonito eres que no quiero que ames a otra, así de tonto es mi pensamiento a veces, cuando que ni yo misma creo que pueda tenerte como se tienen los amantes eternos. Cuando que yo misma a otras tierras me evado y con otros coqueteo, y te olvido incluso a ratos, y en otros brazos me veo.

Querido Fernando, estoy dispuesta a intentarlo, a liberarnos. Como una plácida amiga, como un tierno y antiguo amor de verano. La vida sigue y tú no estás ya. No quiero sentirme culpable por haberme dado en cuerpo y alma y habernos estrellado. ¿Qué culpa tenemos por haberlo intentado? Ninguna, cariño mío, ninguna....tienes derecho a ser feliz con otra, tengo derecho a ser feliz con otro. Tenemos derecho a hacerlo sin necesidad de torturarnos, de negarnos, de retorcernos en mil y una formas que nunca perviven y siempre acaban en tremendos dolores agonizando.

Me cuesta horrores, Fernando, pero quiero dar el salto. Agárrame de la mano, Fernando, agárrame fuerte de la mano, como dos niños que se lanzan al mar a nadar, o por un precipio a volar, o que se desposan para siempre en un inexistente altar. No hay buen destino nuevo sin una adecuada despedida. Yo te quiero despedir bien, mi querido amado Fernando. Y en ello ando, mientras me despido de todas mis historias del pasado, donde ya casi tampoco estás, Fernando....

¿Y qué le vamos a hacer, si así manda el guión? Ya casi nada quiero ya, Fernando. Apenas nada ya. La nada asusta, asusta mucho. Pero ya te has convertido en un extraño. Duele, pero eres ya para mí un extraño. El extraño que siempre fuiste, ése que venía de algún mundo desconocido y salvaje, hermoso y electrizante, profundo y de hechizante bellleza, pero que no es mi mundo, Fernando, no es mi mundo. Porque traté de hincar mis bastiones y apuntalar mis cimientos, y tus tierras me regurgitaron y expulsaron cada vez que lo hice. ¿Qué se puede hacer, Fernando? Si tus tierras y las mías pertenecen a demarcaciones distintas. ¿Puedo o quiero yo acaso vulnerar las leyes universales de la territorialidad? No, Fernando, no quiero. No quiero violar tierras, no sirve de nada, no se puede, además.

Con todo cariño,

Patricia

Cincuenta sombras y más....

Ya lo sabía, que amarte sería
transitar tu infierno
ser de mil y una formas torturada,
con los látigos de cuero
con las abrasivas lanzas
con la indiferencia
con el martillo
con la brutal maza
con la daga envenenada de la traición
con la soga al cuello
con la afilada hoja de la guillotina
con la pólvora en el vientre
con la desgarradora mina de mil puntas
con la explosión arrasadora y atomizada.

Desde antiguo has jugado
a los juegos de la muerte
de la muerte sin dulzura
de la ignominia demente.

Ahora me has reducido a una masa de carne asquerosa
que hasta ésa te complace
al verla reducida a la podredumbre
y saberte creador homicida
y obtener tu poder de mi muerte.
Eres amante de lo mórbido
de lo sórdido y maquiavélico
amigo de asesinos enfermos
amante de vampiras indecentes.

Soy esclava también
de tu gusto por la mentira
de tus complots putrefactos
soy una triste figurante
de tus sueños de muerte.
Haré lo que me pidas
pues de otra manera no puede ser
y si de mi sangre quieres nutrirte
otra cosa no he de poder hacer.

Ahora sabes que sobre mí tienes poder.
Porque estamos unidos por un hilo que no se quiebra
ni se quebrará jamás
del que tiras como un animal loco
que me arrastra a penurias sin fin
donde sólo me cabe aguantar y sufrir
porque algo no comprende
que lo que a ti te haces me lo haces a mí
y que has decidido tomar el mando
desde la opresión y la dictadura
donde el destino será el descalabro,
la guerra, los escombros,
la triste basura.

Piensa en todos nuestras dulces criaturas,
no creas que es sólo una,
que a ti sólo pertenece en tu locura,
son muchas y sufren y lloran
y reclaman tu progenitura
padre loco donde los haya
desdeñoso de su propia hechura
creador de clasismos contra sí mismo
atrapado en el incesto
de la especialidad inexistente
que sólo pobreza genera
pues si mendiga me tornas
mendigaré entonces despreciada
mientras tú juegas al señorito
que nada tiene en realidad
salvo un fatal espejismo.

Son todas tus sombras las que transito,
todas tus sombras, querido mío,
todas tus más profundas sombras
todas tus sombras, asesino mío.

Y ahora llegamos a la más espesa,
la más profunda, la más aviesa....
reconóceme por fin
pues ya no te queda otra.
Tal y como te prometí
te sigo amando inmensamente
nada de lo que me hagas cambiará nunca
el amor profundo que mi corazón siente.
Nada, querido mío, nada.
Nada podrá cambiarlo, ni siquiera el abandono y la muerte.
Nada.
¿Te atreves ahora a comprobar si este amor es posible?
¿Te atreves o no, sabiendo que no podrás evitar enfrentarte a él
hagas lo que hagas
digas lo que digas
sufras lo que sufras
goces lo que goces
con miles o con ninguna
con otra que no soy yo
y que en realidad ni siquiera importa?
Pues hasta la otra por mí pasa
y no llegará jamás a tu puerta
si no me enfrentas primero
con un acto de amor sincero.

Mi amor, yo te libero.




Sangre fría


Has querido una efigie de hielo,
has creado una imagen helada,
has detenido el pulso de la vida en mí,
ahora tienes una gélida y bonita estatua.

No era esto lo que soñaba
cuando me entregué a la factoría de tus manos,
cuando te dí la llave de mi templo,
cuando te acogí en mi humilde casa.

Te complaces fríamente
en la contemplación de mi muerte
y el artista que hay en tí de lo oscuro
se deleita ante los reinos polares creados
donde nada pulsa, salvo lo inerte.

¿Es esto todo lo que eres capaz de hacer?
¿Para eso tocaste a mi puerta?
¿Te sientes poderoso ahora?
¿Ahora que sabes que mi vida corre tu suerte?

Te has convertido en el Señor de la Muerte.
Ése que goza destruyendo,
ése que loco todo lo hiela
ése que delira astillándome ahora
en mil esquirlas muertas de frío demente.

Yang embrutecido al que amo igualmente,
que asesina a sangre fría,
que cree que puede darme definitivamente muerte.

¿Hasta cuándo seguirás jugando a tornarme un frío azul
un cadáver lapislázuli
un aguado celeste escarcha
un oscuro marengo sufriente?
Pintor horrendo, que en nada repara
para obtener su paleta de colores,
ni en las súplicas, ni en las lágrimas
ni en la otrora dulce leche....

Alégrese tu corazón pues,
que sufro con tus experimentos
lo indecible y lo humanamente soportable,
aprieta los tubos hasta aplastarlos
que antes es tu egoísta y torturante creación
que la paz de mi mente.

No hallo en ti compasión,
y te ruego que me dejes,
que, como tuya soy,
no tengo otra voluntad más que la de complacerte,
pero ya no quiero ser tuya más
si esto es a lo que te dedicas
si así obtienes los frutos del arte.

Qué misterios los del amor,
que hasta a su asesino ama,
que llega a entregar el alma
si su señor así se lo reclama.

Cobra conciencia pues
de que yo soy tu eterna amada
y que me enloqueces con esta psicopatía
en la que me muero de mil y una maneras abominables
pues realmente no puedo hacer nada
porque yo te amo
condena mía de mi alma
porque si así te empeñas
seremos dos tristes y errantes fantasmas
porque si no me liberas
morirá mi estirpe, que es la tuya,
suciamente abandonada.

¡Dios Mío, te lo suplico!
¡Libérame de esta sádica daga
que sólo hurga en sangrientas llagas,
transforma a este hombre embrutecido
que a los infiernos me arrastra!

¿Qué pretendes, Verdugo de mi Alma?

¿No recuerdas que matarme no puedes,
que sólo suplicios te aguardan?
¿Por qué me quieres tan mal,
por qué te quieres tan mal?
¿Cuándo nació en ti el gusto por la carroña,
la crueldad perversa y magna,
el amor como asesinato
la lascivia de quien tortura a su amada?

A nuestros hijos masacras.....





Muerte



Te he visto a las puertas de mi templo, donde guardo la inmutable brasa. Brasa que crepita silenciosa, a ratos casi apagada. He visto tu rostro: ¿a qué aguardas, caballero? "¿A qué aguardas tú, mi dama?"- pareciera que me contestaras.

No lo sé, querido hombre. No hallo en mí la palabra. Sólo sé que las puertas aún permanecen selladas.

Y en eso andamos, en larga espera. Larga espera de la nada.

La voz de nuestro espíritu permanece muda y callada.

Yo remuevo en silencio las ascuas. Son azul celeste y vibrante; muero cada vez que se apagan. Una llama diminuta aún se debate, cansada, muy cansada.

Se está extinguiendo, y ya empieza a cubrirme la escarcha. Tengo frío, la luz se apaga.... ya no puedo moverme, ya no puedo hacer nada. Voy a morir de nuevo, y ni siquiera me brotan ya las lágrimas. Es muerte fría, es muerte helada. Es muerte azul, y despiadada.

He dejado el bastón de mando con que removía las llamas, y me tiendo en el suelo, el suelo de mi estancia.
No quería morir sola de nuevo, no quería perecer enclaustrada....

Aún te veo, y mi corazón se desgarra.....

Mi último hálito es una luz, una promesa de luz dorada...

jueves, 7 de agosto de 2014

¿Qué es la política?


-¿Qué es la política?
-¿Y tú me lo preguntas?- te respondo yo mientras clavo mi pupila en tu pupila-. La política eres tú.
La política es tu forma de gestionar tu propio microespacio socioeconómico diario, es tu forma de tratar a tus congéneres, es tu actitud cívica allá donde estés, es lo que piensas de la cajera de Mercadona cuando te cobra, lo que haces cuando el tráfico se complica o yerra, la forma en que te dirijes al funcionariado o hablas de las instituciones integrantes del macroespacio político que se crea como consecuencia de la sumatoria de los microespacios políticos de todos los que conforman tu país o sociedad nacional, incluido tu mismo. Y no, no estoy usando el lenguaje inclusivo a conciencia, por razones muy sencillas de economía lingüística, porque así lo elijo en el derecho que me asiste a expresarme libremente como yo guste. Si sacas conclusiones más allá de las que yo misma te presento, entonces ya estarás hablando de ti, y no de mi.

Es un recurso escapista muy popular el de no ocuparse ni ser capaz de encarnar la verdadera democracia en el microespacio que le pertoca a cada uno, pero no obstante, parecer que la cosa se tiene muy clara respecto al panorama general. Y lo siento, señores y señoras, pero la cosa es justo al revés: quien puede lo más, puede lo menos, pero no así a la inversa. Es decir: si usted no puede lo menos, olvídese directamente de lo más. O dicho de otra manera: si aún no sabe dividir con decimales, no pretenda resolver logaritmos.
Trasladado al ámbito político, si usted no resuelve democrática y diplomáticamente sus cuitas diarias y personales más directas y de su entera responsabilidad, no entiendo qué hace sosteniendo proclamas ideológicas que afectan a varios miles o millones de personas. Salvo que esté realizando un característico ejercicio de autoengaño. Es más fácil, parece, perorar en ágora, que ocuparse coherentemente de los propios asuntos políticos de uno. Es hasta gracioso, si una está de buen humor ese día, ver cómo aquél que no siente pasión por su profesión de maestro, habla de reformas educativas. Es llamativo ver cómo aquella que ni siquiera tuvo las herramientas para gestionar un conflicto relacional intrancesdente y de escasa monta económica con una amiga, declama contra la casta política española y la acusa de ladrona y de incompetente. Es ciertamente apabullante escuchar cómo aquellos que siguen siendo inmaduros y dañinos con sus relaciones íntimas, leen bonitos discursos sobre la paz social y la solidaridad confraternal. Es llamativo cuanto menos comprobar cómo aquél que no ha sabido ni querido atender a su propia excompañera en un momento de necesidad o de llamada al diálogo por parte de ésta, se integra dentro de un grupo político llamado PoTemos y le canta a la necesidad de ser todos una comunidad y de socorrerse los unos a los otros. Es, simplemente, todo ello, un nuevo circo que no es más que el circo de siempre remozado con colores de supuesta innovadora primavera política. Es paradójico, o no tanto, ver cómo el pequeño funcionario de poca monta se lleva folios y material a casa mientras se enciende por las primas y cachos dinerarios que se embolsan sus propios reflejos o alter egos políticos de la macroesfera nacional e internacional. Es triste escuchar las críticas convecinales carentes de empatía y de solidaridad al prójimo de boca de los que, sin haber solventado sus propias e ínfimas cuitas locales, se atreven a dar soluciones al respecto al conjunto de la nación.
Nada cambiará nunca así, si es que en realidad queremos que algo cambie, que a veces mucho lo dudo. Parece que preferimos jugar a los políticos que no somos en verdad, y así de paso eludir la resolución más básica de temas realmente importantes que nos generan, y generan a otros, malestar, mientras sostenemos pancartas ingeniosas y mostramos lo bien que sabemos arengar en foro público.
No existen diferencias sustantivas entre lo público y lo privado, dado que lo uno informa a lo otro, y mutuamente se reflejan. Lo privado es el foro donde se gesta lo público: la diplomacia y el buen saber hacer social se demuestran en el día a día, la equidad se practica a diario, la capacidad de consenso y diálogo se tiene o no se tiene hoy, el respeto nos impregna como personas hoy mismo o es sólo un bonito ideal al que nos gusta cantar coplas o gritarle como alma que lleva al diablo, y por todo aquello que decimos ser y promover se apuesta por ello hoy, y no mañana, cuando PoTemos o cualquier otro con otras siglas, gane las elecciones. Si amando se hace el amor, y no de otra manera, siendo un verdadero político hoy en la esfera de las propias competencias se hace política, y no de otra manera. Si creemos de verdad en la paz, iniciemos diálogos de paz con aquellos con quienes no está instaurada, si creemos de verdad en la solidaridad, ayudemos a quien lo necesita aunque no pertenezca a nuestro grupo especial de amigos o político, si propugnamos reformas educativas, encarnemos al maestro ideal del que tanto hablamos, y si realmente creemos en la igualdad de género, tratemos a nuestros amados y amadas con honra y valentía; si creemos en la bondad social, tengamos la decencia de pedir perdón por nuestros errores, y de reconocerlos...barramos primera la propia casa para poder aspirar a vivir en palacio.

O tal vez, sigamos entonces jugando al mismo y tedioso juego de las vanidades políticas, llenos de orgullo, de ganas de figurar, de crítica insustancial y de escapismo del otro, al que en realidad no queremos ayudar sino es que nos da lo que de antemano ocultamente estamos en realidad buscando. Y de ser así, atrevámonos a ir de cara y pedir las cosas directamente y llamarlas por su nombre, y descubriremos entonces, para nuestra sorpresa, que somos mucho más conservadores de lo que nos atreveríamos a confesar ante nosotros mismos.....
-¿Qué es la política?- me preguntas.
¿Y tú me lo preguntas? La política, querido mío, querida mía (ahora sí voy por lo inclusivo), la política eres TÚ.

sábado, 12 de julio de 2014

Rain Man Blues


Baby, be my rain man
that I am dying out of hunger
baby be just quick now
or I will miss all of my kingdom,
or I will miss all of my kingdom...

Babe I can not wait
No, I can not wait no more

Baby, get the clouds steady
that the land is of you craving
and the seeds are about to crack out
for the long time missing water

Babe, I am serious now
Have I ever told you a lie?
Baby, be my rain man please
or we'll both die in the dream of our heart

Babe, the ground is ready
babe, the talent is out
babe, make your mind up quickly
or you and I will miss the chance...

Baby, I am sorry to say
bay that the time has come
if you are not by the door then
you'll loose me forever and from now on....

Babe, the time has come...
Babe, this time is now...

Babe, be my rain man....
and I will be your ever-lasting love.


jueves, 10 de julio de 2014

Cuando amé a Lucifer

Cuando amé a Lucifer, éste perdió su virulencia. Se mostró ante mí calmo y tranquilo, y abominando de aquellos que le asociaban a los rituales sanguinarios y al sacrificio de niños. Me hizo ver que en los míseros pulsaba la miseria, y que la vida era un baile de máscaras donde lo de menos eran las palabras.

Cuando amé a Lucifer, se convirtió para mí en un gran maestro. En el lado herido e incomprendido de la historia del mundo, en el reverso de la moneda, en la mano izquierda de Dios, en el error no perdonado.
Lucifer sólo quería amor.
Y yo se lo di sin miedo.

Y con ello, experimenté la más grande de las confianzas, el más tranquilo de los poderes, la visión más quieta, la fórmula demiúrgica más prístina y depurada.

Cuando amé a Lucifer, tuve que reconocer que él poseía una buena parte de razón, y que él también formaba parte de la experiencia, y que si había nacido de Dios, pues miembro esencial de él sería. Lo contrario, no cuadraba por ningún lado.
Así que me habló de cómo había hecho el mundo, y de su fórmula dual. Me pidió que no la revelara, y yo soy persona de palabra.
Si te interesa, puedes buscarle y conocerle por ti misma, enfrentar sus enigmas y tantear sus pruebas. No es un tipo fácil. Pero merece la pena.

Cuando amé a Lucifer, apareció un día y se sentó junto a mí en una cafetería de unas cuevas milenarias, y me habló con sosiego de los secretos del mundo. Descubrí la enorme belleza de su oscuridad, y le quise. Sentí compasión por él, y le quise. Y al quererle, hubo paz.

Cuando amé a Lucifer, le pregunté por los niños masacrados, y él me miró serio y me habló de la palabra ignorancia y de su consorte, el miedo.

Y entendí desde luego que no compartiera su fórmula existencial con nadie, porque yo misma había recorrido un largo camino para recibir la revelación, camino en el que muchos próceres y muchas víctimas estaban llenas de podredumbre moral y de avaras ínfulas.

Cuando amé a Lucifer, no hubo pactos de sangre ni firmas horribles de compraventa de mi alma, ni súcubos ni íncubos, ni guerras atómicas, ni conspiraciones, ni finales de nada.

Cuando amé a Lucifer, contemplé la belleza del mundo y le di las gracias. Me postré ante él en devoción y le di las gracias. Gracias, gracias, gracias.

lunes, 7 de julio de 2014

Blancanieves murmurando en sueños

No eres tú, soy yo.
Soy yo quien te inventa, soy yo quien te crea, soy yo quien te fantasea.
No eres tú, soy yo.
Soy yo quien te atribuye nobles rasgos, quien te imagina caballero, quien te mira en su propio espejo.
No eres tú, soy yo.
Soy yo quien te repara, soy yo quien niega la infamia, soy yo quien teje un cuento inexistente,
soy yo quien deshoja flores invisibles, soy yo quien te da cuerda, soy yo.

No eres tú, porque tú no eres amable ni dulce, ni noble ni cuerdo, ni profundo ni verdadero.
No eres tú, soy yo.
Soy yo, que aún camino por el desierto y alucino que eres quien no fuiste jamás,
soy yo que pinto un hombre increíble que no eres tú.

No eres tú, porque tú escupes y engañas, eres cobarde y ladino, eres mediocre y embustero.

No eres tú, soy yo, que tengo la necesidad de sentirme amada, de sentirme inocente, de sentirme segura,
de vivir en la belleza, de compartir los colores y su música, de derramarme en hermosura, de flotar en las aguas limpias....

No eres tú, soy yo.....
porque no fue verdad que uno éramos
porque no fuiste más que un sucio titiritero
amante de las cuerdas traicioneras
y los látigos de doble punta
asesino de psiques y de niños
barbazul desquiciado
loco de remate
belcebú rastrero.....

No eres tú, soy yo, que te pinto con trazos nuevos
hasta que te borre por completo
hasta que tu esbozo no sea perceptible
hasta que mis ojos se abran de nuevo,
pues dormida estoy sin estarlo
y soñando estoy sabiéndolo,
blancanieves paralizada
en un espacio yermo
sapiente de la mentira
alucinando recuerdos
esperando a que me levantes
convertido en lo que a todas horas sueño.

Mientras duermo, sueño que te espero.

No eres tú, soy yo.
Soy yo, que deliro en mi larga narcolepsia,
que prefiero soñar a despertar,
que prefiero tejer ausencias
en las tierras de Morfeo.

Soy yo, murmurando en sueños.

martes, 24 de junio de 2014

Los espejos y sus trampas


Últimamente está muy de moda entre un cierto sector poblacional, la denominada "Nueva Espiritualidad", que incluye tópicos como el de La Ley del Espejo. Éste es un clásico, una de las asignaturas troncales del buen aspirante a sujeto illuminatto. Aunque cierto es que la empatía nos define y hace humanos, y esta cualidad bien podría ser llamada la de la Célula Espejo, definida como tal y en su funcionamiento en la Neurología, no obstante me encuentro con interpretaciones bastante extrañas sobre este antiguo sofisma de "Yo soy tú y tú eres yo".

Resulta que ahora, cuando algunas personas encuentran respeto y camaradería, lo de la Ley del Espejo les encanta, dado que se ven a sí mismos y se arrogan las bellas actitudes que se les demuestran. Lo raro, o, si se ve desde otro ángulo, no tanto, es que, cuando empiezan a quejarse, molestarse, irritarse o sentirse mal, entonces La ley del Espejo ya no funciona. Entonces, nada de lo que pasa tiene que ver consigo mismos más, y no dudan en segregarse o incurrir en el más elemental desprecio o grosería, o incluso la crítica y la consecuente agresión social o verbal. Se han olvidado por lo visto que una Ley lo es tal porque ofrece resultados constantes y predecibles en base a unos parámetros fijos. Y que sus excepciones aparecen previamente consignadas. Para entendernos, sujetos espirituosos del mundo: si la Ley del Espejo es tal, siempre te refleja. No vale que cuando algo o alguien no te gusta, entonces digas que es un capullo al que hay que neutralizar o un inconsciente. Porque entonces la Ley del Espejo la usas para lo que te interesa, uséase, para mimetizarte con los aspectos del otro que te gustan y arrogártelos por la jeta cuando te interesa. Porque cuando ya no te gusta lo que ves, entonces ya no tiene nada que ver contigo y el otro deja automáticamente de ser "otro tú".

¿Qué extraño y caprichoso espejo es éste que funciona según te conviene? Te diré que aquí no hay ninguna Ley en marcha. Porque si el otro es un reflejo tuyo, lo es. Los espejos siempre reflejan, otra cosa es que uno no quiera ver lo que reflejan.

Creo que esta Ley del Espejo es un auténtico autoengaño para muchas personas que se creen espirituales, y que han perdido la capacidad de dialogar y comunicarse con honestidad y transparencia. No es verdad que yo soy tú y tú eres yo. Sí es verdad que compartimos unos sustratos comunes e iguales como habitantes de la Tierra, y que en esencia requerimos de lo mismo para ser felices, salvo que pertenezcas a otra raza que respira azufre en vez de oxígeno. En ese aspecto, sí somos uno. Pero yo no soy tú en cuanto al ejercicio de mi libertad y la asunción de mis responsabilidades, que no siempre corre paralela ni a igual grado de la tuya. La empatía no significa ser un "carbon copy". Yo puedo entenderte en profundidad y reconocer tus sentimientos porque los he experimentado, pero eso no me fusiona contigo a otro nivel, dado que sigo conservando mi individualidad, y si no fuera así, todos formaríamos parte de una amalgama informe de energía o pasta gris donde nada estaría diferenciado.

Hemos olvidado que no todo es mente y abstracción, y si así lo creemos, incurrimos en una nueva dictadura. Qué manía con endiosar....ese mecanismo distorsionado tan propio de todas las religiones, incluída esta nueva remasterización que la New Age supone respecto del fenómeno adoratriz y abotargante de la teología, con sus nuevos gurús y monjas cool, sus sacerdotisas y sus prosélitos. Nuevas formas de notoriedad y de ejercicio del poder, de obtener esa atención que nos falta porque carecimos de la natural y debida cuando éramos niños. Los parámetros mentales de cualquier clase no pueden ser la excusa para la mala baba y la incapacidad de reconocer los errores, para evitar dialogar tranquilamente y respetar sencillamente al otro.

Dicho de otro modo: la Ley del Espejo es para algunos la excusa perfecta para tomar del otro lo que quieren, y eludir responsabilidades cuando les toca. Es la culpabilización de la víctima de siempre ahora con unos toques de glamour de nubes azules en espacio interestelar: si los violadores decían antes que habían violado a la chica "porque ella les incitó a ello", los jetas del Espejo te dicen que "te insulto y denigro porque te estoy reflejando", y así, de paso, te echan la culpa de todo y pueden seguir su camino sin mirarse a sí mismos, aunque paradójicamente no dejen de hablar de espejos, reflejos y leyes que no son más que la ley veleidosa del autoritarismo más primario. Eso sí, con cubierta de azúcar y de resonancias dimensionales.


viernes, 20 de junio de 2014

Vulnerabilitas


Soy ser que tiembla.
Soy extremadamente delicada.
Soy pulsátil y tierna.
Soy puro sentimiento trémulo.
Estoy atravesada por mil vectores de súplicas,
soy llorosa, soy agua.
Estoy sola y estoy cansada.
Soy tejido que se desata.
Soy una y soy varias.
Soy sueños múltiples de luz y de destellos en el alba.
Soy espuma blanca.
Soy corazón cálido y maná que se derrama.
Soy leche y miel,
Soy santa.
Soy un ojo líquido que parpadea y se refracta.
Soy nostalgia.
Vulnerabilidad me llaman.....

Vox Critica


Si estoy sola, está mal.
Si amo desmedidamente, también.
Si no lo hago, no soy lo suficientemente espiritual.
Si soy bella, alguien lo es más.
Si soy mediocre, sufro.
Si hablo, si no hablo, si tengo, porque tengo;
si no tengo, porque no tengo.
Si siento, siento mal.
Si no siento, soy mala
Si hablo, alecciono.
Si no alecciono, me llama sumisa y cobarde.
Si me expreso como me siento,  me castiga.
Si no me expreso, también.
Si deseo, me llama insatisfecha.
Si no deseo, me llama conformista.
Si te amo, me llama idiota.
Si me quejo, me llama ignorante.
Si no me quejo, me llama cobarde.
Si bailo, me llama egocéntrica.
Si soy contestataria, me abofetea.
Si me equivoco, me llama estúpida.
Nada parece agradarle de mí,
salvo hacerme crítica.

Rebelde esclava

Y me dieron hilos de tristeza.
Me dieron los azules, los brillantes azules de la iridiscencia.
Me dieron plata y luz blanca.
Me dieron una celda inexpugnable, un cautiverio eterno.
Me dieron espejos, muchos espejos.
Me tocaron con la devoción, y me sellaron el corazón con un nombre de varón.
Me imprimieron surcos en los dedos, vinilos de música celestial que cantan cuando toco todo lo que toco.
Me dieron una pasión todoabarcante y un reverencia consanguínea.
Me dejaron sola mucho tiempo.
Me imprimieron un sello en la frente, una marca de agua celeste.
Me irradiaron con belleza, y quedé cegada por ella.
Me dieron un paisaje, una alta montaña inexpugnable donde todo lo veo, pero donde nadie parece verme a mí.
Me dieron brutalidad.
Y he tejido mundos desde entonces....
He tejido tramas y deshecho enlaces
He pespuntado corazones descosidos
He insertado pequeños diamantes
y opalinas, y zafiros, y rubíes y esmeraldas,
he imbricado finos hilos de oro y nácar,
he llorado muchas lágrimas, he vertido muchas aguas.
Mi creación es silenciosa y solitaria.
Y me dieron la llave de la Torre,
y quise salir a jugar y a reír,
pero soy criatura paria.
Soy criatura paria.

Y me dieron más tristeza.....azules y más azules....azules de agua.....
Y un día dejé la rueca,
y desde entonces, estoy parada.
Estoy parada, parada, parada.

Soy rebelde esclava.