jueves, 23 de enero de 2014

Pero entonces....¿le pego o no?

Cae lentamente la tarde en un pequeño pueblo entre montañas, que ciñen el hermoso mar Mediterráneo al fondo. Hace frío, y los niños juegan en el único parque que aquí hay. Entonces, Elohim, que se parece a aquellos angelitos negros a los que cantaba Machín, le arrea una patada a un niño que tiene más o menos su misma envergadura. Dolores, su devota y abnegada madre, se levanta entonces del banco que ocupamos entre tiritones algunas otras madres, y grita, mientras se dirige a Elohim:

-¡¡Te he dicho mil veces que NO SE PEGA!!! ¡¡¡QUE NO SE PEGA!!!

Elohim la mira con sus ojillos redondos, y entonces le suelta:

-¿ Y tú entonces?
- ¡Yo te pego porque eres malo, pero a los niños no les tienes que pegar tú!

Y Dolores se acerca de nuevo al banco entre resoplidos y bufidos, con cara de desesperación:

-¡¡¡Es que se lo tengo dicho mil veces!!! De verdad, esto es demasiado...

Las demás, quedamos en el mutismo. Este tema de pegar me tiene sobrepasada, y observo en silencio, muy atenta, como única forma que encuentro ya de testimoniar lo que delante de mí acaece. Y a los pocos minutos, Elohim viene lloriqueando:

- Mamá......- hace pucheritos la criatura - Israel me ha pegadooooooooo
- ¡¿Pues sabes qué te digo?!....-aquí Dolores se detiene, llegando rápidamente a una buenísima conclusión-¡que si te pegan, pues pega tú también!
Y Elohim se dirige ufano a propinarle tremendo patadón a Israel. Los niños se ensañan y acuden las madres a separarlos. Dolores arrastra a Elohim de la mano, que gruñe medio de cachondeo, y se retuerce y resiste como buen jugador de este juego.
-¡¡¡Siéntate ahí!!! ¡¡Y quieto!!- Dolores entonces me mira, perdida, y prosigue-. Es que se lo tengo dicho: que si un niño le pega, que se lo diga a la señorita. ¡¿Me escuchas?!-se gira ahora hacia Elohim.- Tú, si un niño te pega, se lo dices a la señorita y dejas que ella le castigue. Porque si no, la señorita sólo te ve a ti pegando, se cree que eres tú el que ha empezado, y te castiga a ti, hombre...
El niño se queda como in albis, y le suelta a su madre:
- ¿Y tú entonces?
Dolores abre la boca al borde del colapso:
-¡¡¡¡Aaajjjjrrrrgggggrrrrrr!! ¡¡Yo te pego porque tengo razón!!-le responde Dolores en el tono que emplearía alguien desesperado por hacerle a entender a otro lo obvio....y no parecer conseguirlo nunca por alguna inexplicable y ocultísima razón indescifrable, cuya comprensión estuviera reservada sólo a los más grandes sabios y elevados espíritus.

Al rato, Elohim es liberado, y vuelve a la carga en la zona de juegos. Esta vez se trata de Julieta, que le hace mofa, a lo que Elohim no duda en responder con una buena coz.

-¡¡¡Ahhhhhhh!!!- grita la regordeta Julieta.

Dolores vuelve a levantarse al límite de su resistencia, con cara de "Oh, no, otra vez lo mismo....¡otra vez!" y le suelta a la niña:
-¡Déjalo, chica, es que le provocas!!

Vuelve al banco con Elohim a rastras de nuevo, y le espeta:
-¡¡ A las niñas nunca se les pega, eso está muuy feo!! Como sigas así, te voy a pegar....
Elohim, que anda en período de pruebas en esto de las tundas y mamporreos, golpea a su madre, y ésta le propina sonoro palmotazo en el culo:
-¡¡¡Ahhhhhhhhhhh!!- llora a moco tendido Elohim
-¡Es que no me tiene respeto!- se queja desesperada Dolores, y rueda los ojos en las cuencas, y los pone en blanco.
-¿ Y entonces tú?- se desgañita Elohim.

Dolores se queda en silencio. Parece no tener respuesta. Tal vez es que, simplemente, no la hay. En serio.

- Es que antes Elohim no era así- ulula Dolores entristecida- era un niño muy bueno....le pegaba de uvas a peras, vamos. Pero es que ahora....desde que va al colegio....- y de repente mira con ojos acusadores y sombríos hacia la escuela que tenemos justo delante-...es que es desde que va al colegio, que se ha revolucionado...ya no sé si es él el que pega, o es que alguien le pegó y él se defiende, o qué pasa... de verdad....no lo entiendo- y sacude la cabeza como abochornada.
Elohim me está mirando de reojillo, riéndose por dentro. Le da un puntapié a su madre y nos mira, como a ver qué va a pasar ahora....
- ¡Como vuelvas a pegarme, llamaré al policía del pueblo y se te llevará, ya lo sabes!- le reprende Dolores.

     Elohim se asoma entre las rejas que contienen el parque, como buscando a un policía imaginario. Al poco rato vuelve a los columpios y los niños reanudan juntos sus juegos.
- Es que no lo entiendo, en serio, es que no lo entiendo....

Entonces, de repente, se destaca la pierna de Elohim incrustándose en el estómago de Israel. No se ve muy bien, acabamos de levantar la vista, y Elohim, además, está detrás del tobogán del castillito, así como las piernas y piececitos de un par de niñas más, a juzgar por el calzado que se distingue. Cuando llegamos, allí se están dando de mandobles todos a diestro y siniestro.
-¡¡¿Por qué le has pegado a Israel?!! ¿No te he dicho que no se pega?- aúlla Dolores.
- ¡¡¡Es que me ha pegado él primero!!!
- ¿Es verdad eso?- le pregunta Dolores a Israel.
Éste baja los ojos al suelo y no responde.
-¡Pues entonces, te aguantas!...le espeta entonces Dolores a Israel, dando por zanjado el asunto.
Elohim aprovecha el efímero triunfo para propinarle tremenda patada a Israel.
-¡¡¡¡Que te he dicho que NO SE PEGA!!! ¡¡¡QUE NO SE PEGA!!!- ruge Dolores, mientras le arrea a Elohim un mamporrazo que deja al niño unos segundos sin respiración.
-¡¡¡¡Ahhhhh!!!!- se desgañita ahora Elohim, mientras las lágrimas le asoman por los rebordes de los ojos.

-¡¡A casa!!- determina desquiciada Dolores- va a venir el policía a por ti, ya verás, para que se te lleve.

Entre pataleos y resoplidos, Dolores y su angelical retoño se retiran del parque hacia la reja de entrada, y, en ese último instante, Julieta se acerca a Israel y le lanza, chinchona, una piedra a la cabeza. El tiempo entonces se detiene: Elohim mira cabreado a Julieta, luego a su madre, que mira a Julieta, mira a Elohim, nosotras les miramos a todos ellos, Julieta mira súperdivertida a Dolores y a Elohim. Y otra vez en ese orden, y vuelta a empezar.
-¡¡¡A casa!!!-grita Dolores por fin, volviendo a poner en marcha la rueda del tiempo.

Mientras Elohim es arrastrado por Dolores hacia la salida del parque, el niño mira con rabia a Julieta, y, de repente, se queda absorto en el infinito, con una cara que parece reflejar la intensidad de un acertijo irresoluble y muy antiguo: mientras se alejan hacia la cuesta de la tarde que cae, Elohim se gira y me mira, y yo entonces, juraría que le oigo clarísimamente preguntarse:
-Pero entonces....¿le pego o no le pego?

                                                                  FIN

2 comentarios:

  1. Aúna simplement genial... No podia ser millor explicat...

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  2. Jjajjajjajja que buenooooo !!!! Pobre Israel... Por supuesto no hay que pegar a los niñ@s nunca !!!! Jjajjajjajja que bueno me meooooo ��������������

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