sábado, 7 de noviembre de 2020

ODA AL VÁTER

 Bienaventurado amigo

que a esta silla hoy te arrimas

depositando en sus huecos 

las sobras de la barriga;

recuerda los tiempos antiguos

de las cobrizas bacinas

esparciendo sus despojos

al grito de "¡agua va, vecinas!.

Ya quedaron felizmente lejos

los años del orinal

de la insidiosa letrina,

nauseabundo lodazal,

de las carreras al río

a los montes, las esquinas....;

congratúlate, pues, gozoso,

del fresco trono de aguas 

que a tu mando se retiran

con la ominosa carga

del trasero y/o la vejiga:

que gracias al humano ingenio hoy

con limpieza la evacuación se ventila

y gracias a nuestro primor

la blanca taza impecable brilla

para que tú, inestimable hermano,

nos honres con tu visita.

Elevada pues la dignidad del váter,

justo tributo a la historia,

e inundado su cónico espacio

con mayor o menor parsimonia,

sólo nos queda rogarte

que no dejes entre sus aguas

de tus interioridades ningún baluarte, 

la cadena acciones gentilmente

sin dejar ningún recuerdo

y rocíes con spray el ambiente

si quedare olor a pedo.


Con esta oda quede honrado

el albo y fiel urinario

y tú quedes en paz vaciado

en este nuestro común rito diario.