sábado, 29 de agosto de 2015

El veganismo es "the only way out"


    El origen del señorío sobre todo lo que habita en la Tierra tiene sus raíces en el Génesis, donde un tal sospechoso marimandón Yahvé le confirió al primero de a bordo (un varón) la potestad para mandar de todo lo que se meneara sobre la faz de la tierra: mujer, hijos y bestias. Ya en las primeras definiciones de los Códigos Romanos de Derecho Civil más arcaicos, se recogió esta idea y se definió la "patria potestas" (o poder de los padres) como "El derecho del padre de familia a decidir sobre la vida y la muerte de todo lo que morara bajo su casa o domus (de ahí viene el término "doméstico"): mujer, hijos, animales y esclavos". La tierra, también, quedó a merced del varón, con todos sus frutos. En pocas palabras: el hombre, el pater, el patriarca, quedaba entronado como un microdios que podía hacer lo que quisiera con sus "pertenencias familiares",  las cuales abarcaban también a los seres vivos. Podía matarlos si quería (siempre que justificara la rebeldía previa de sus subordinados), sin que su decisión de hacerlo constituyera un delito bajo dichas circunstancias correctivas (que huelga decir, eran harto laxas y refrendadas por el resto de paters); en su status de dios (léase "sujeto que se coloca por encima de las leyes de la sociedad para hacer lo que le dé la gana"), sus derechos eran también los derechos sobre la vida y la muerte de aquellos que no eran más que piezas orgánicas al servicio de su violenta economía personal. Aquí se aprecia de forma descarada ya la cosificación que se hace de los seres vivos, que pasan a estar desprovistos de dignidad, sentimientos y derechos, invisibilizados e idiotizados, todo con el único fin de hacer medrar al pater familias y de reforzar la idea de que su poder es omnímodo ( y omnívoro; ...que la relación de palabras no obedece a la mera casualidad...). La economía, desde entonces, se ha basado, primero abiertamente, y después más sutilmente, y siempre de momento, en la explotación, la muerte y la crueldad ejercida sobre otros seres, de ahí que más que economía, sea una tiranomía. Pues el término "economía" significa equilibrio o equivalencia de valores entre los símbolos objeto de comercio o comerciables ("res in commercium"); en lenguaje coloquial: la contraprestación, equitativa en valores, de los bienes y servicios que se ofertan y demandan por las personas. Ese equilibrio (y podemos ahora tener en mente una balanza de pesar para comprenderlo gráficamente) supone que lo que ponemos a un lado y a otro, está igualitaria y justamente valorado. De lo contrario, la balanza cae hacia un lado u otro (pues los sujetos del intercambio no reciben igual valor, y por tanto, tampoco sus servicios y trabajos), en lo que los economistas llaman "inflación" y "deflación". Es muy fácil: si yo establezco que una mujer vale menos que un hombre, ya he sentado las bases de la economía deficitaria, pues queda claro que la mujer habrá de poner el triple en el platillo de la balanza abusica para que equivalga a lo que da el varón. Uno de los sujetos, por ello, siempre perderá, haciendo al otro medrar en base a un enriquecimiento injusto. Veamos con claridad que para que eso suceda, primero alguien ha tenido, como en un Monopoly, que establecer la jerarquía de valores, en este caso, desigualitarios y tiránicos. Es imposible que sobre esa base se produzca jamás una economía saneada y saludable.
    Desde el inicio de la historia de la opresión, ésta se incardinó con una figura clara opresora (el pater) y las categorías oprimidas (que en aquel entonces se tenían por intercambiables y de igual o similar ralea entre sí: mujeres, niños, animales y esclavos). Esta simplista y horrenda configuración de la base de la economía del mundo, puede ahora hacernos entender, por ejemplo, la costumbre de trocar mujeres por ganado, o esclavos por animales, o esclavos por mujeres, o niños por ganado, o entregar hijas a cambio de dotes o de dinero..... Ya entonces los animales valían menos que nadie, y eran la categoría de los abusados de menor consideración, pues lo normal era que a cambio de una persona se ofrecieran varios animales, según el tamaño y utilidad de los mismos, utilidad que incluyó la abominable costumbre de comérselos también. Una mujer, como hemos leído en muchos textos antiguos, podía equivaler a un caballo, o a 10 gallinas, por ejemplo.
    Para poder abusar a alguien, primero hay que romperle el alma, el cuerpo, la integridad. Hay que privarle de su dignidad. Hay que generar un TRAUMA o ruptura psíquica. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la base de nuestra socioeconomía es la traumatización y el abuso. En este poco menos que psicopático modo de ser y de ver las cosas, origen del mal en el mundo nuestro, el valor más denostado es, lógicamente, el de la inocencia, a la que se ataca y destruye desde el minuto uno. Los animales, hoy en día, valen menos que nadie en este macabro juego económico, porque son los más vulnerables e inocentes de entre los seres sintientes. "Cuanto más inocente y bueno, peor te irá": éste es el mensaje de fondo que nos ha sido dado. De ahí que todos los seres humanos hemos debido de desarrollar una coraza caracteriológica que guarde secretamente escondido el tabú de los tabúes, el arma de destrucción masiva: que se nos ha traumatizado desde que vinimos a este mundo, y que sobre la base de ese silencio mudo de lo que todos sabemos en realidad, celosamente guardado por el pavor, yacen los locos cimientos de nuestra sociedad. Como buenos sujetos indoctrinados, guardamos el famoso pacto de silencio que algunos ingenuos creen que sólo a los illuminatti se les exige. Cuando la verdad es que todos "callamos como putas" cada día porque tenemos miedo, porque sabemos lo que les pasa a los disidentes, a los que exponen las verdades incómodas. Porque el que va digno pierde el trabajo, y el que habla abiertamente del carnismo, se queda prácticamente sin amigos. Todos y cada uno de nosotros somos parte de la Bestia.
    Se hace necesario, en este demente organigrama del psicópata, implantar la cosificación como algo normal, lo cual se logra mediante la traumatización de los individuos, que sólo se logra a su vez con violencia de toda clase y con un entrenamiento constante en la justificación del dolor o el abuso ( normalización de la violencia), que irá conformando, capa a capa, la coraza caracteriológica o ego que se hace preciso construir para sobrevivir en esa clase de sistema. El patriarcado considera que la inocencia y la vida no valen nada. Ése es su sistema de valores. Simple. Ése es el loco sistema de valores de la economía mundial, reflejo de su forma de pensar, de sus inconsciencias. Llevamos comerciando con la vida ajena desde hace milenios ya . Apoderándonos del cuerpo del otro, de la otra: trata de blancas, violencia de género, abusos a menores, holocausto animal, racismo, adultocentrismo, ablaciones, malos tratos, violaciones, asesinato en masa de animales diario.......¿ no son todos acaso actos de apoderamiento de la vida, del cuerpo del otro? Nada cambiará si esa base misma no se abandona. Se puede afirmar sin temor a equivocarse, y siendo tan impactante e inaceptable como es, que la economía global se sostiene sobre el sufrimiento y la opresión, cuando no el asesinato planificado, de los sujetos oprimidos (mujeres, mano de obra infantil, industrias cárnicas, lácteas, peleteras...todas ellas se hinchan de dinero a cambio de poco o nada, de ahí que adquieran tamaño poder y nivel de beneficios). El animal es simplemente raptado, sin más, no se paga a nadie por él ( en el inicio del ciclo económico). Igual que en la trata de blancas: el bien de consumo no ha costado nada: se ha secuestrado o tomado a la fuerza, y ya. A partir de ahí, todo son beneficios. Pero....¿hay oferta sin demanda?
     Desde el inicio de la etapa patriarcal carnista, los distintos colectivos objeto de opresión han corrido desigual suerte en su carrera por la dignidad y la libertad, siendo  los hermanos negros o de piel morena y los niños los primeros en lograr cambios fuertes en el trato digno que se les debe; yo diría que en segundo lugar o en uno muy similar al de la infancia va avanzando la liberación de la mujer (que tira también de los niños muchas veces), y quedando en último y totalmente olvidado lugar, están los animales, los cuales, por su propia naturaleza, no pueden ser liberados sin la acción directa de los humanos. Entendamos que ellos no tienen la capacidad de hacerlo por sí mismos, nunca. Son como nuestros hermanos pequeños esperando que alguien rompa una lanza por ellos.  
    Una táctica de opresión que se usa para facilitar la misma, es la de crear subcategorías dentro de los sujetos oprimidos, de modo que entre ellos no se produzca la unión que haría peligrar el sistema de opresión. Así, a la madre se le da una dudosa autoridad en ciertas cuestiones atinentes a los hijos; a todos, desde luego, sobre los animales (que son los seres vivos más oprimidos de la historia de la tierra), y a la mujer y al niño sobre el esclavo. En la cúspide está el varón, que en versión microdoméstica representa el megasistema (la famosa pirámide con el ojo que todo lo vigila: el pater familias, el microdictador doméstico, el tirano dentro de la tiranía general, el enemigo dentro). Y cuando hablo del pater, lo hago, no en sentido de género, sino ya meramente en sentido de "actitud de control y abuso". En este loco organigrama del abuso, se reparte el poder cual puñado de migajas de subsistencia, y se pone a unos oprimidos contra otros manipulándolos adecuadamente con distintas y transversales zanahorias del poder de pacotilla que un sistema así, necesariamente, nos puede ofrecer.
    Consecuentemente, ninguna ideología de la liberación hecha por humanos será real si tiene puesto el velo especista en los ojos, y tengo la firme convicción de que éste es el último y más tupido velo a descorrer en la retina del ser humano. Pues la justicia, por su propia definición, o es para todos, o ésta ya no existe. No se puede predicar la liberación de unos mientras se masacra tranquilamente a los otros (y, así, hablo sobre la opresión machista mientras me bebo un vaso de leche o me tomo una tapa de jamón, sólo por poner un ejemplo).
    De ahí que la ideología de la liberación es forzosamente vegana, por llamarlo de alguna manera, pues es la única que insiste en destapar también esta falacia del especismo como clave para lograr la auténtica liberación social, y como única vía real, al final, de que la desigualdad realmente termine. En la economía de valores del patriarcado, a mayor inocencia y vulnerabilidad, menos valor, es decir, mayor potestas sobre el sujeto y mayor grado de abuso. Es intolerable que sea así, pues en la realidad es justamente lo contrario: a mayor respeto por la vida y por la vulnerabilidad de los más inocentes y desvalidos de nosotros, mayor valor hemos de darle a todo lo que respete el derecho a vivir que tenemos TODOS sin excepción. El sistema de valores no podrá ser revertido si los animales no son liberados también, y todo lo que no les incluya en la ecuación, volverá a ser, por pura lógica, una versión más del patriarcado y de la desigualdad, con independencia de la cobertura ideológica con que se barnice la idea, pues la igualdad, o se predica de todos, o no se predica en realidad. Y el especismo es, probablemente, el último as en la manga escondido por el ladino demirugo que escribe la historia del sufrimiento.
    No hay felicidad ni paz sin veganismo, así de sencillo. El veganismo trasciende todos los movimientos e -ismos, y se sitúa en la raíz misma del problema. Estamos legitimados para rescatar a los animales y luchar por sus derechos, pues el resto de posibilidades son meras falacias.
    Tengámoslo claro. 


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viernes, 8 de mayo de 2015

Por el amor


Por el amor que te tuve,
y que te tengo,
descubrí
que
nuestro amor era perfecto.

Descubrí que cada ciclo traía, trae,
un esquema inmutable de amor siempre renovable.

Descubrí que cada invierno, nos hubiéramos conocido de nuevo,
y habríamos hecho un refugio de mantas y oscuridades,
y el amor habría sido lento y comedido,
sencillo y desnudo,
como los tallos secos de los árboles del invierno.

Descubrí que cada uno de esos días fríos y grises,
de lluvia y luces pulidas,
hubiera traído una primavera de frutos,
y flores y adolescencias,
y me habrías conocido joven y doncella,
otra vez yo, otra vez todas ellas.

Descubrí que en ese goce, habría llegado el verano,
una apoteosis de sexo y pasión y adultez consumada
y promesas de niños nuestros, y éxtasis, y calor.

Descubrí también que tras este plexo,
se escondía un romántico otoño, de decadencia suave
y luces rojizas, de un amor que se derrite tranquilo y se apaga
suavemente
con la enorme belleza de los portales,
de un umbral de un nuevo invierno
de cama y casa de los que se aman sin fin,
para conocernos de nuevo,
para volver a empezar siendo otros y los mismos,
y envejecer de nuevo acurrucados
y morir entre las brasas de otro nuevo, antiguo ciclo eterno.

Todo esto y más he sabido, por el amor que te tengo.

sábado, 18 de abril de 2015

Digamos IV


Digamos que tú eres la puerta. Supongamos que mi anhelo más profundo es amarte siempre, tenerte siempre a mi lado. Supongamos que lo que me mantiene viva es despertar un día y hacer el amor contigo en casa, y siempre en casa, y a todas partes, y en París, y en la soledad, pero volver siempre a ti.

Digamos que si eso no pasara, la vida va a desaparecer.

Supongamos que tú eres la llama que sostiene mi vida. El calor del horno creador donde se cuecen los panes de cada día, la vela antigua que aguarda, la luz blanca, mi esposo y mi esposa, la mirada, el enamoramiento profundo y perpetuo.

Digamos que ahora me pongo trágica y me instalo en el tiempo y mi vida acaba, y te sigo buscando, siempre buscando. Supongamos que mi vida es buscarte, y eso me hace desgarrarme y llorar.

Supongamos que no hallo el huequecito, la fisura, el quicio de la puerta, que los bucles se hacen infinitesimales, que todo pasa y nada pasa. Digamos que sin ti no hay música.

Digamos también que lo único que cabe ya es un milagro. Digamos a continuación que sólo creo en los milagros. Y que mi tía abuela se llamaba Milagros y era sorda y no tuvo hijos. Y que se mareaba si me miraba al balancearme yo en su mecedora de madera.

Digamos, por proseguir, que lo único que quiero y anhelo y deseo y rezo y pido y pienso y suspiro y atesoro eres tú, o el recuerdo que me quedó de ti. Supongamos que un recuerdo siempre vivo ha de ser cualquier otra cosa, menos eso. Ha de ser, tal vez, la añorada patria, y el destino.

Supongamos que estoy cansada de caminar y de peregrinar, y que ya no te busco ni me muevo, que como un burro taciturno me hinco en este recodo del silencio y me niego a moverme hasta que vengas. O, mejor, hasta que un día te encuentre por esos caminos cercanos por donde siempre está tu fantasma blanco, o, mejor aún, hasta que un día Dios me sorprenda por fin y te esté besando fuera del tiempo y besando y besando y besando y besando y besando y mirando y mirando y mirando y mirando y mirando y amando y amando y amando y amando y amando..............

Dios Mío, por favor: ¡ todo esto digamos!

Digamos III


Digamos que desde que nací te he estado buscando. Supongamos que siempre te sentí. Que estás firmemente arraigado en mí desde el principio de los tiempos. Que en la base blanca de toda aquella parafernalia de cartón-piedra, estabas tú fragmentado en una intrincada historia, como un juego de piezas de puzzle, con personajes repetidos y nombres que se duplicaban y un dolor de creer que nunca te encontraría.

Digamos que encontrarte y amarte es, ha sido, es, sería, será, hubiera sido, habría sido, fue y era la razón de mi existencia.

Supongamos que te amo búdicamente, paradisíacamente, en todos los planos y esferas. Digamos que tú eres el cosmos. Mi cosmos, mi algo, mi todo, y nada mío y todo dentro y nada fuera y el que nada no se ahoga.

Supongamos que te veo todos los días en una montaña frente a mi casa, más guapo que todos los soles, dorado, sonriente, y que tú eres para mí la imagen personificada del amor.

Todo esto, digamos.

Digamos II


Digamos, por ejemplo, que hubo desde siempre una Isabel, y su hija Isabelín. Digamos, entonces, que la primera era mi madrina, y que la segunda era la niña guapa de ojos verdes.

Digamos también que yo veía ángeles, y hablaba con gente que se suponía que no estaba allí. Supongamos que el diablo también me visitaba en forma de luz incandescente roja.

Digamos que todo era plano y monocorde, y yo existía en dos sitios: uno precioso con un piano y otro pequeño de cartón donde la vida era como un continuado ejercicio de penitencia.

Digamos que había dos Emilios, el padre y el hijo. Supongamos que había también una niña llamada Ana.

Digamos que por las noches yo me distanciaba de mi nombre y me liberaba de él y sus historias. Supongamos que yo creía que me llamaba Iris. Y que, mucho tiempo después, cuando escribía historias y ensayos, me llamaba entonces Carolina Espejo.

Digamos que estaba Cristóbal, un hombre guapísimo con ancestros franceses que me adoraba, y que era mi tío, que tenía preciosos ojos verdes, y que murió cuando yo sólo tenía 7 años. Y ya no fui de nadie princesa ni niña de sus ojos, ni nada. Supongamos que vino a despedirse de mí rodeado de luz blanca y me dijo que ya no pertenecía a mi mundo.

Supongamos un 2 de Abril, y un 12 y un 13 de Agosto.

Digamos que siempre estaba siendo monitoreada, y me entrenaban para algo muy difícil que yo desconocía, y me rodeaban cámaras y ojos por todas partes.

Todo esto, digamos.


jueves, 16 de abril de 2015

Digamos

Digamos que una vez, todo estuvo claro. Hace tanto de eso, que hasta ya empiezo a dudar de esa claridad. Supongamos, no obstante, que yo era pequeña, y había mucha luz, y yo tocaba un piano de cola en una sala redonda y acristalada, y los pies no me llegaban al suelo.

Digamos que todo lo demás era una pesadilla. Salvo un día que fui al campo, y me sentí viva y acompañada. Digamos que el resto de cosas, eran una burda infernalidad de la que sólo deseaba despertar.

Supongamos que siempre había brutos y niñas rubias con ojos verdes que eran mejores que yo.

Supongamos entonces que ha pasado el tiempo, y soy la bisagra de dos realidades paralelas, y me digo a mí misma que estoy tratando de hallar el agujero aquél por donde pasaba un camello, o tal vez se trataba del cabo de una aguja de coser.

Digamos que yo misma no sé muy bien qué significa. Como una carbon copy o el negativo de alguien que no soy yo siquiera. Digamos que sólo sé ser magnífica y vivir en la belleza y la abundancia de la misma.

Digamos que sólo cuando hago música estoy contenta y se acaban los problemas. Digamos que tengo un sueño magnífico que cuando desaparece, me sume en la miseria.

Digamos que no entiendo nada, y estoy muy sola.

Todo esto, digamos.

domingo, 29 de marzo de 2015

Amoríos y enjundias



Mi último amor me cebó como a un gorrino:
me hartó de dulces palabras de amor,
me llenó de promesas eternas,
me infló de locas y preciosas ideas,
me llenó la boca de mieles,
me embutió más y más pasión,
hasta que, una vez estuve lista para el banquete,
me mató a degüello y por la espalda,
hizo conmigo toda clase de mortadelas y fiambres,
y creo que aún se alimenta de la despensa de ultramarinos
que le dejó mi carne.

El anterior se dedicó a esenciarme,
y me daba erráticamente lo mínimo indispensable,
hasta que me puse espiritosa, casi un hilo de vida,
reconcentrada de mí misma, de lo poco que comía.
Me tenía tras unos barrotes, y fríamente me arrojaba
sobras aquí y allá, y sólo si su entrepierna
requería de mis apetitos.

El primero de todos halló en mí supermercado barato,
ALDI de ensueño, ofertas mil y estanterías repletas de gangas,
de 1000 por uno, y de infinito por media moneda,
y no se creía la suerte que tenía, y se servía cuando le placía,
y ni siquiera me ayudó a reparar la puerta
cuando se produjo la avería.


Y así todos mis amantes me devoraban o esquilmaban,
como dicen que hacemos con la Madre Tierra,
y sólo daban calculadamente y con límites,
y hasta donde les alcanzaba el interés,
y algunos incluso pretendieron
sacrificar mi propio cuerpo
para su propio chuletero:
el más rácano de todo, hasta así quiso,
ahorrarse el merendero.

Nadie vino hasta ahora que, simplemente,
contemplara en mi la abundante maravilla.
y se congraciara y sintiera
dichoso y bendecido
por tanto amor derramado
por tanto bocado bendito
y así me cuidara y protegiera,
fuente de alimento y de gloria,
y agradeciera cada día, cada delicia ofertada,
cada nueva dulzura, cada nueva ambrosía.

Yo busco a este hombre que me contemple,
y sepa que el uno del otro somos bendito alimento,
y que se congracie con el milagro
de la abundancia que somos, cada día.

sábado, 14 de marzo de 2015

El Príncipe Negro



Yo esperaba un príncipe azul,
pero vino vestido de negro.

Yo esperaba dulzuras y pacificaciones,
y llegaste tú con cueros y látigos,
con sogas, con cuchillos, con ardores,
con llamas, con escupitajos, con mordazas en la boca.

Yo esperaba ser adorada entre luces,
y fui devorada por súcubos entre sombras.
Yo esperaba un rey triunfante,
y apareciste tú, Belcebú.

Y lo peor de todo es que acabé siendo Cenicienta Punkie
Blancanieves lasciva
Aurora lesbianizada
Ariel lametona
Rapunzel folladora

Ya no sé si decir que lamento haberte conocido
o lamento no haberte podido conocer más y hasta el final
y haberme estrellado contra la antimateria como lo hice
mil y una veces hasta la máxima desesperación
y sufrir tus vilezas hasta el infinito
y alucinar porque me tienes alucinada
y morirme de gusto por las esquinas
y hervir en toda clase de lujurias
donde siempre es tu rostro malvado el que me reclama
y se ríe de mí y se mofa
y me ata en sus orgías
y con sus vampiros me comparte
y me toma y me deja como a una manzana o un paquete de macarrones.


Yo me he decidido hoy, contra mi voluntad, a abandonarte.
Ya no subo contigo a las estrellas como antes......
sólo amaso amargura y lágrimas y un dolor que es perpetuo.

Me avergüenza decir que amo a un asesino
que me he enamorado de un psicópata.

Que hay un hombre que me ha vuelto, literalmente
una condenada loca.

Y me ha dejado encendida y furiosa
llena de mares y aguas profundas
repleta de fuego y sedienta
y voy a matarte mi amor, yo, voy a matarte.

Hoy voy a matarte mi amor, hoy,
voy a matarte.



miércoles, 4 de marzo de 2015

El Joker



Mi Amado me forma y transforma,
Siempre me piensa, y me ciñe y me bruñe,
y ahora me tira y me pisa,
luego me frota,
después me abandona
y en el abandono sólo piensa en que me ha abandonado.

Mi Amado tiene una mente enfebrecida
que me esculpe y me pinta
y me tira como un boceto inacabado
para retomarme de nuevo
y se obsesiona
y en sueños me habla
y me tuerce el gesto y la boca.

Mi Amado no deja de pensarme ni un minuto
y me toma y me deja
en su mente, una vez tras otra.

Cuando hablo de los Jokers,
me hace su bufona.
Cuando hablo de los niños,
me hace su matrona.
Cuando sueño con un barco y un crucero
se me torna marinero.
Cuando pienso en la masacre
me retuerce el pescuezo.

Mi Amado y Yo somos como una cosa sola
él mi ánimus, y yo su ánima
yo la chispa que arranca la alfombra mágica
él, el conductor de esa alfombra.

Mi Amado y yo nos desterramos,
y somos la tierra seca que pisamos
en la tortura del desierto.

Hasta cuando queremos
el uno al otro olvidarnos
sólo estamos recordándonos
pero desde el otro lado.

Mi Amado y yo siempre estamos
dentro de un traje
que pareciera no tener fin
en sus caprichos y formas.

Yo no quiero amar a otro
ni creo que pudiera.

Yo no querría siquiera amar a ese otro,
aunque existiera.

Yo no querría amar a uno mejor que él
ni más guapo
ni más joven
ni más listo
ni más alto.

Aunque me cueste aceptarlo
yo a este insidioso y estúpido hombre
yo, le amo.

Le amo, le amo, le amo.

La oración de antes de comer



Padre, tal día como hoy,
yo creo, Padre,
que él vino a verme.

Yo lo creo, Padre,
porque he sentido que tocaba a la puerta,
y que comíamos juntos
y que nos amábamos
en la clara luz
en que nos amábamos.

Padre, algo en mí le espera,
en tal día como hoy,
que es hoy, pero parece que fue antes,
y no sé si volverá a ser algún día.

Padre, hoy he entendido los secretos del tiempo
y su sabiduría.
Los patrones lineales y su función.
Hoy sé que nos diste el molde perfecto
para fijar en él un amor de dicha
pero que se rompió por el camino,
Padre mío, se rompió por el camino.

Padre mío, en tal día como hoy,
yo habitaba el Paraíso.
Y miraba unos ojos que eran mi patria,
y besaba una carne que era mi tierra,
y aspiraba un aliento que era mi sustento,
y surcaba unas aguas que eran mi mar amada.

Nunca hubo en mi tanta belleza, Padre Mío
de inextricables caminos, de pruebas incomprensibles.

Padre Mío, sobre esta mesa de luz difusa,
con un solo plato, y una sola flor,
te entrego este sentimiento que me habita y devora,
mientras la primavera vuelve a florecer repleta de recuerdos suyos,
que son todos bondadosos
a la luz de la bondad,
y estoy contenta por haberle tenido un día,
y haberle perdido por la razón que le perdí,
que fue, como siempre, una razón de amor verdadero.

Bendice, Señor, estos alimentos,
que ahora voy a tomar,
sola como de costumbre,
enamorada como siempre,
y danos el milagro
del bendito hogar de luz
que nunca se desmorona.

Te amo.

lunes, 23 de febrero de 2015

Tempus Fugit


Hoy te has convertido en pasado.

Un pasado futuro.

Sigues presente, sin estar.

El presente es una ausencia y un no.

Hoy te has hecho fardo pesado.
Hoy te has hecho pasado.

Yo no te amo como lo hice.

Y sí.

miércoles, 21 de enero de 2015

El pulso


No me importas lo más mínimo....

Te amo......

Voy a hacer que lo lamentes....

Estoy vacía......

Pagarás la traición....

Por favor, déjalo estar, déjalo estar ya...

No me rendiré a ti

Te deseo de una manera obsesiva....

Estoy cansada.....cansada de este pulso....

No dejo de pensar en ti....

Eres mía....no soy tuya....no te quiero.....estoy enloqueciendo....

Te detesto....porque me dominas.....te aborrezco....porque....

Tú ganas: ganas la nada.

Porque aquí no hay nada. Nada. Nada. Nada.

Me voy volando, con alas de mariposa.

Porque aquí, créeme, no hay nada......
en este hueco capullo, en esta reseca crisálida,
ya no hay nada.

sábado, 17 de enero de 2015

Confession about fusion


When you come back to me,
come back like luminiscent waves,
sweetly smiling,
peacefully breathing.

When you come back to me
come back remembering I have been bleeding too much time...

If you long for me the same way I do for you,
let us be calm, and make sure this time
disaster won't occur.

Because I can not loose you one more time...
I simply can not.

Because I can not be crucified once more....
I just simply can't.

I won't let you in easily,
I am going to make anything possible so you do not reach me,
although you are the only thing I love, the world that composes me,
you are my sun, my dream, my fountain of life and youth.

I am going to expell you fiercely
I am going to scare you off
I will be hard and cruel.

If you really come back to me,
come back to love and only love.
Come back to beatiful flowers on a tablecloth
to orchestras at night and amazing dancing
to sacred and burning sex
to a committment, the one you need to undestand and achieve by yourself.

I will never ever do you any harm
and you must not do it to me.

If you ever come back to me,
come back to the marvel,
or do not come back at all.

Because I do not need you to walk in beauty
and to talk to God.

But I do need you, my only beloved, because paradise is nothing
if you are not.


martes, 13 de enero de 2015

La Bella y la Bestia

Yo escribo por ti,
y bailo por ti,
y canto por ti,
y vivo por ti.

Yo respiro por ti,
y adelgazo por ti,
y pienso por ti.

Yo siempre te he llevado dentro,
siempre te llevo dentro,
siempre te llevaré dentro.

Yo soy de ti la luna, y su espejo.

Yo escribo para ti, para que veas mi alma
enrejada
tras las palabras
para que entre vocablo y vocablo
veas un microsegundo mi rostro
como en la propaganda subliminal.

Parece que te dijera: "Cómprame, por favor, cómprame.
Que soy una auténtica ganga".

Yo te llevo prendido desde siempre
como un fardo pesado,
me dijeron que al Paraíso
entraríamos de la mano.

Te he hecho hasta fotos
de tu cara de bestia,
como una sanguijuela,
siempre a mí pegado
cuando paseaba cual ángel
por las tierras del pasado.
Eres mi demonio personal,
mi ego martirizado.


Eres mi Belcebú, mi amado amo.
En cadenas me latigas, y me ciñes cinturones de castidad,
y me arrastras a orgías, y me asesinas.
Eres Barbazul, pero te sigo amando.
Eres mi captor, mi síndrome de Estocolmo.
Mi borrachera de pasión,
mi eterna película porno.

No tiene remedio este amor,
más que amarlo tiernamente,
tal y como se presenta ahora
desesperado y demente
imposible y sucio
pobre y hasta el infinito negado.

Yo no puedo dejar de amarte,
y eres el rostro que hay siempre detrás,
detrás de cada forma cambiante
de mi horrendo y fatídico Amado.

Como una condena inexplicable,
yo, te amo.

lunes, 12 de enero de 2015

Juego de Rol


En la inconmensurable burbuja blanca en que me encuentro, llena de bellezas luminosas y vacíos asfixiantes, juego con un cuerpo que es moldeable y que a su vez pareciera regido por inexorables leyes de podredumbre. Parece que soy capaz de creer cualquier cosa si me empeño, y que todos los empeños acaban en cualquiera cosa. No soy capaz de creerme nada, nada de lo que hago o digo. Tal vez por ello sea yo Suma Artista sin creación ni personaje público.

Y es que en todos los rostros me hallo, y sé que soy camaleón.

Y es que en todas las sensibilidades me siento, y lloro y río, y entiendo y nada sé, más que soy traída de un lugar a otro, y que no encuentro remansos ni paz, ni versión favorable, ni nada que se asemeje al brillo de un sueño que estoy harta de añorar, y que parece no se cumplirá jamás de los jamases.


Aburrida por sistema, pasional por defecto, silenciosa en la luz, fiera en los corredores penumbrosos, deseosa siempre de tu mirada, perdida y angostada, pobre y rica, libre y esclava, asocial y socializada, nada se mantiene más que una dulce estrella blanca, un sutil faro de luz, que me guía y me susurra y me anima a no perderme en estas fealdades, y me dice sueña, sueña, sueña; y yo sueño tan alto y tan hermoso que, cuando encuentro que en el suelo no estás, y caigo estrepitosa, maldigo el soñar constante que me compone, y vuelvo a volar de nuevo, alas que no acaban de mantenerse firmes, barcos que pierden el rumbo una y otra vez y en calas rocosas de sirenas nocturna zozobran, recuerdos que amenazan con no marcharse nunca, recuerdos habitados y poblados por mi una y otra vez, y un amor que no entiendo, y, lo peor de todo, que no existe.

Pues es fácil amar y apreciar la belleza, y entregarse y reir, y todo lo demás, escúchame, todo lo demás, puedes tirarle ahora mismo a la basura......puedes tirarlo ahora mismo, ya, a la basura.

Estoy cansada de carestías, y de harturas, y perdida, y llorosa. Me acuerdo todos los días de una casa con un piano de cola, y de alguien a quien amé mucho cuyo rostro no recuerdo, y de imágenes gloriosas.....voy a volverme total y definitivamente loca.

Loca de paz, loca de bien pensar, loca de música, loca de inocente, loca de espontaneidad, borracha de sencillez, millonaria de bellezas, rica de dulzuras y de risas profundas y de una gran familia humana, y feliz......

Me asfixio sin la bondad, me ahogo sin el recuerdo amable de ti. Si engaño es al final, que en mi mente sea el engaño de que no eras tú en realidad.......de que no eras tú en realidad.......gracias por todo, y que Dios te pille en paz.

domingo, 11 de enero de 2015

Celoso de sí



Amor, celoso estabas, celoso de ti mismo.
Celoso de ser el único.

Celoso de tu propia realidad.
Celoso de tus propias pertenencias.
Celos de tus propias esencias, de tus mismos sueños.

Amor, celoso eras de quien me rodeaba,
cuando que todo lo que me rodeaba era el amor que te tenía.

Celoso de mis ojos perdidos en el brillo de las estrellas,
cuando que por ti se encendían y existían.

Amor, celoso y rabioso estuviste de nadie,
pues nadie hubo en mí nunca más que tu propia imagen.
Celoso de tanta belleza, que no creías tuya en realidad.

Amor, celoso estuviste de tus propios tiempos verbales:
celoso de mi amor en el pasado, al que volé para recuperarte,
pues siempre en él estuviste: en mis años de niñez cuando quería llamarme con otro nombre,
cuando pinté el mar con acuarelas a los dos años de edad, y fracasé,
y decidí que no sería pintora,
celoso de haber sido tu novia siempre, en cada paso del tiempo, en cada rostro incompleto.
Amor celoso de un futuro inexistente, de un presente perenne y perpetuo de sí mismo.

Amor, has querido matarme y golpearme para que no te abandonara,
cuando que nunca me fui de casa ni tuve intención de hacerlo.

Amor que ha querido matarme para que le abandonara,
cuando que no me puedo ir de allí donde nada hay más que la vida que soy.

Celoso estuviste de tu propia adoración sin límites,
de tu misma faz divina.

Amor, te has ido a un desierto de ilusiones,
donde mora Satanás y todas sus tentaciones.
Cada fragmento soy yo, negada.
Cada esquirla de humo eres tú, negado.
Cada eón inmisirecorde somos nosotros, negados.


Amor, qué celos tuviste del Cielo...
cuando que vivías en él todo el tiempo....
en todas sus moradas, en todos sus conventos,
en todos sus silencios, en todos sus imposibles muertos,
en todos y cada uno de los rayos de sol que hubo y hay y habrá desde entonces,
desde los tiempos de la Fuente,
mi amor, mi amor eterno,
mi amor eterno........

Celoso del más magnífico de los sueños......
Celoso, celoso maestro....
Celoso Dios, celoso amor de mis agallas.

Mi Dios querido, mi niño, mi alma, mi negación,
mi sombra y su luz, mi reflejo brutal,
mi éxtasis.

Celoso estuviste si nunca he dejado de amarte
ni en cuerpo
ni en alma.

Celoso de la búsqueda de ti,
celoso de la nada.

Bendito seas, Sagrado Corazón de mis Mismas Entrañas.




lunes, 5 de enero de 2015

Los Reyes Magos ( Res Mistica)


Hoy vinieron los Reyes Magos, en una pequeña carroza, precedidos de antorchas naranjas y destellos dorados, de silencio y de belleza, de sencilla humildad, de delicadezas. Venían bajo la luna madura de rojo fuego, entre estrellas punzantes de luz diamantina, en medio de una desnuda humanidad y de niños inocentes, y de locos del pueblo que no lo están en realidad.

Un jardín vecino reventaba de dorados cerca de la Iglesia, y la alegría de este pequeño pueblo era bendita como el pan recién hecho, y danzarina, y burbujeante. Yo quería llorar de alegría, de un corazón que parecía ir a derretirse en un silencioso éxtasis sin nombre. Me he sentido tonta, tonta de sentir tanto.

En recogido silencio he subido la cuesta hacia la pequeña Iglesia, anhelando en mi corazón ser tu sagrada esposa, y llorando por dentro la belleza de los contornos de las piedras del muro que me limitaba el paso, su color opaco de ocre granuloso, el repicar de las campanas... y las dulzuras internas, eran tantas, que las lágrimas me corrían apenas visibles.

La mística era de pronto de una intensidad que me dejaba anonadada, pues nunca recordaba yo haber visto tanta y tan continuada belleza. Me he sentado a las puertas del lugar al que llaman de la Santísima Sangre, y todo lo he comprendido, sin comprenderlo. Y te he visto en el rostro del hijo del Hombre, y todo lo he entendido, sin entenderlo. En ese momento, me habría hincado de rodillas de tanta felicidad, de tanta preciosidad multilineal, de alegría por las lámparas de cristal resplandecientes, por el enorme niño Jesús al que el capellán levantaba con una sonrisa para que lo besaran los pajes, un niño Jesús igual al que yo tenía en la mesilla de mi cama cuando era niña, igual, pero mucho más grande. Como una Alicia en el país de las maravillas litúrgicas, caí rendida ante la estética católica, sorprendida por ello, temerosa incluso de la piedad que se despertaba, en un éxtasis tan dulce, que me acordé de mi hermana Teresa.

Me he convertido, parece, en una mística, en una enamorada continua y atontada, en una virgen que aguarda, en una inocente doncella, en una loca y total apasionada. No anhelo nada de este mundo, porque el mundo me ha negado, pero existía tanta riqueza en la ofrenda de los Reyes, que me he sentido completa, bendecida, pacífica y contenta.

Ligera he empezado a bailar bajo las luces, mientras comprendía el dolor de la Madre bañada en lágrimas ante la pérdida de su amado hijo, y el origen de la mentira, y su salida. Al mirar su hábito de terciopelo negro con estrellas doradas bordadas, me parecía un traje precioso para cantar una canción de las mías, y jugar con todo lo que ella me suscitaba. Yo reía, reía sencilla. Y hablaba con las señoras mayores del pueblo, y me sentía en familia. Y venía José María, alto y desgarbado, soltero y casi sexagenario, dirigiendo la banda circunspecto, y me daba cuenta de la sencillez de las personas que aceptan a los demás tal y como son, y el respeto que se le da al que en una ciudad no pasaría de ser un pobre loco abandonado, ése que aquí es el titular honorífico de la banda de la orquesta. Y veía al chico malo del pueblo, el denostado y endemoniado, con su cara de niño inocente, y su voz que tartamudeaba hace algunas tardes cuando hablaba con él bajo una luz dorada de tarde que cae. Lleno de temor y de delicadeza, lleno de ausencia de tener que defenderse y de sentirse malo y despreciable. No sé por qué, pero estas cosas me han hecho feliz. Oír la voz de este niño condenado, tan suave y tan delicada, ha sido como el más valioso de los regalos.

Han repicado otra vez las campanas, y el capellán me explicaba los mecanismos de la torre de la Iglesia. Dios Mío, qué hermosa realidad se me ha revelado entonces y ahora. Y es que volar es un acto de fe continuo, y no hay sabor más añorado que el del paraíso originario. Hoy he estado en él, porque tú estabas en mí, indubitablemente. Eres todo para mí, Amado entre los Amados. Y si el Cielo es esto, aquí te espero en silencio: donde Rosita se emociona como una niña porque su marido le ha regalado una muñeca bebé, que ella muestra al capellán preguntándole si cree en los milagros. Porque Rosita siempre quiso ser madre de una niña, y ser cantante. Está enseñando su muñequita a todos, emocionada, y dice que ha salido a ella y a su marido. Rosita es bella, e inocente, y cuando me enseña su muñeca, me pregunta si yo creo que algún día Dios hará un milagro, y si creo que lo que es plástico que no se mueve, algún día estará vivo como carne de su carne. La pregunta de Rosita es pura sabiduría, y me doy cuenta de cuán absurdas son las apariencias. Yo soy una especie de Rosita en realidad, soñando con hogares que no acaban de estar vivos, e hijos compartidos en inmaculada concepción contigo. Y en cantes, y en milagros escondidos que nunca se muestran ni se encuentran.

Claro que sí, Rosita, querida hermana mía. Claro que sí - le digo. Y  lo digo de verdad.

Yo creo que lo inerme puede cobrar vida, y que los sueños hermosos deben ser cumplidos. Yo creo que debo aceptarme así como soy, soñadora y dulcificada, católica incluso, qué más me da.

Me avergüenza decirlo, pero soy como una monja. Esperando al Amado, siempre velando, encendida de pasión, de alegría, de tontería, capaz de dominar bestias y mundos, y no importándome nada más que vivir el gran amor que te tengo, en carne y espíritu, por fin, realizado.

Yo nací para casarme contigo. Ya sé que suena absurdo, pero es que yo he nacido para casarme contigo.....casarme de casa, mi amor, de casa, de estar en casa, siempre, en casa, contigo.

Me siento ridícula, pero me sostiene sólo la esperanza de volverme una contigo. Algún día. Pronto.

Y hoy, vinieron los Reyes Magos, además........

domingo, 4 de enero de 2015

Inexplicablemente cierto



Es feroz a menudo, el cómo te echo de menos....
tanto tiempo después, tantas imágenes después....
no puedo remediar pensarte, a cada instante....

te veo en las flores, en las luces que cambian...
eres como el Paraíso para mí: lo más amado, lo más llorado,
lo más inalcanzable, lo más imposible, lo más soñado,
lo único natural, lo único.

Eres aquello que sólo parece lograrse con la muerte y con el descanso eterno de este mundo.

Y me queda una larga y horrible vida por vivir sin ti.

Así lo siento, y no puedo evitarlo. Eres sinónimo de gloria perdida.

Si me quedara un sólo deseo en este mundo, una última cerilla,
una última oportunidad de frotar la lámpara mágica de oro,
una última voluntad antes de expirar el último aliento,
una última palabra, una última carta a escribir,
una última bengala salvadora, una última oración a rezar,

sólo pediría volver a bienamarte, y que tú me volvieras a bienamar.

No deseo morir sin que eso pase.
No deseo existir si no te puedo amar.

Eres para mí como el pan bendito,
como de la tierra, la sal.


Vuelve a mí, querido mío......volvamos la historia a empezar....
con dulzura, con paciencia,
con perdones, con heridas,
sin ellas, a tientas, despiertos, en la luz de la mañana,
que se presenta vacía sin ti, sin tu cuerpo,
sin tu mirada, sin tu aliento.

Como mi amado eterno, yo te siento.