martes, 13 de enero de 2015

La Bella y la Bestia

Yo escribo por ti,
y bailo por ti,
y canto por ti,
y vivo por ti.

Yo respiro por ti,
y adelgazo por ti,
y pienso por ti.

Yo siempre te he llevado dentro,
siempre te llevo dentro,
siempre te llevaré dentro.

Yo soy de ti la luna, y su espejo.

Yo escribo para ti, para que veas mi alma
enrejada
tras las palabras
para que entre vocablo y vocablo
veas un microsegundo mi rostro
como en la propaganda subliminal.

Parece que te dijera: "Cómprame, por favor, cómprame.
Que soy una auténtica ganga".

Yo te llevo prendido desde siempre
como un fardo pesado,
me dijeron que al Paraíso
entraríamos de la mano.

Te he hecho hasta fotos
de tu cara de bestia,
como una sanguijuela,
siempre a mí pegado
cuando paseaba cual ángel
por las tierras del pasado.
Eres mi demonio personal,
mi ego martirizado.


Eres mi Belcebú, mi amado amo.
En cadenas me latigas, y me ciñes cinturones de castidad,
y me arrastras a orgías, y me asesinas.
Eres Barbazul, pero te sigo amando.
Eres mi captor, mi síndrome de Estocolmo.
Mi borrachera de pasión,
mi eterna película porno.

No tiene remedio este amor,
más que amarlo tiernamente,
tal y como se presenta ahora
desesperado y demente
imposible y sucio
pobre y hasta el infinito negado.

Yo no puedo dejar de amarte,
y eres el rostro que hay siempre detrás,
detrás de cada forma cambiante
de mi horrendo y fatídico Amado.

Como una condena inexplicable,
yo, te amo.

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