martes, 24 de junio de 2014

Los espejos y sus trampas


Últimamente está muy de moda entre un cierto sector poblacional, la denominada "Nueva Espiritualidad", que incluye tópicos como el de La Ley del Espejo. Éste es un clásico, una de las asignaturas troncales del buen aspirante a sujeto illuminatto. Aunque cierto es que la empatía nos define y hace humanos, y esta cualidad bien podría ser llamada la de la Célula Espejo, definida como tal y en su funcionamiento en la Neurología, no obstante me encuentro con interpretaciones bastante extrañas sobre este antiguo sofisma de "Yo soy tú y tú eres yo".

Resulta que ahora, cuando algunas personas encuentran respeto y camaradería, lo de la Ley del Espejo les encanta, dado que se ven a sí mismos y se arrogan las bellas actitudes que se les demuestran. Lo raro, o, si se ve desde otro ángulo, no tanto, es que, cuando empiezan a quejarse, molestarse, irritarse o sentirse mal, entonces La ley del Espejo ya no funciona. Entonces, nada de lo que pasa tiene que ver consigo mismos más, y no dudan en segregarse o incurrir en el más elemental desprecio o grosería, o incluso la crítica y la consecuente agresión social o verbal. Se han olvidado por lo visto que una Ley lo es tal porque ofrece resultados constantes y predecibles en base a unos parámetros fijos. Y que sus excepciones aparecen previamente consignadas. Para entendernos, sujetos espirituosos del mundo: si la Ley del Espejo es tal, siempre te refleja. No vale que cuando algo o alguien no te gusta, entonces digas que es un capullo al que hay que neutralizar o un inconsciente. Porque entonces la Ley del Espejo la usas para lo que te interesa, uséase, para mimetizarte con los aspectos del otro que te gustan y arrogártelos por la jeta cuando te interesa. Porque cuando ya no te gusta lo que ves, entonces ya no tiene nada que ver contigo y el otro deja automáticamente de ser "otro tú".

¿Qué extraño y caprichoso espejo es éste que funciona según te conviene? Te diré que aquí no hay ninguna Ley en marcha. Porque si el otro es un reflejo tuyo, lo es. Los espejos siempre reflejan, otra cosa es que uno no quiera ver lo que reflejan.

Creo que esta Ley del Espejo es un auténtico autoengaño para muchas personas que se creen espirituales, y que han perdido la capacidad de dialogar y comunicarse con honestidad y transparencia. No es verdad que yo soy tú y tú eres yo. Sí es verdad que compartimos unos sustratos comunes e iguales como habitantes de la Tierra, y que en esencia requerimos de lo mismo para ser felices, salvo que pertenezcas a otra raza que respira azufre en vez de oxígeno. En ese aspecto, sí somos uno. Pero yo no soy tú en cuanto al ejercicio de mi libertad y la asunción de mis responsabilidades, que no siempre corre paralela ni a igual grado de la tuya. La empatía no significa ser un "carbon copy". Yo puedo entenderte en profundidad y reconocer tus sentimientos porque los he experimentado, pero eso no me fusiona contigo a otro nivel, dado que sigo conservando mi individualidad, y si no fuera así, todos formaríamos parte de una amalgama informe de energía o pasta gris donde nada estaría diferenciado.

Hemos olvidado que no todo es mente y abstracción, y si así lo creemos, incurrimos en una nueva dictadura. Qué manía con endiosar....ese mecanismo distorsionado tan propio de todas las religiones, incluída esta nueva remasterización que la New Age supone respecto del fenómeno adoratriz y abotargante de la teología, con sus nuevos gurús y monjas cool, sus sacerdotisas y sus prosélitos. Nuevas formas de notoriedad y de ejercicio del poder, de obtener esa atención que nos falta porque carecimos de la natural y debida cuando éramos niños. Los parámetros mentales de cualquier clase no pueden ser la excusa para la mala baba y la incapacidad de reconocer los errores, para evitar dialogar tranquilamente y respetar sencillamente al otro.

Dicho de otro modo: la Ley del Espejo es para algunos la excusa perfecta para tomar del otro lo que quieren, y eludir responsabilidades cuando les toca. Es la culpabilización de la víctima de siempre ahora con unos toques de glamour de nubes azules en espacio interestelar: si los violadores decían antes que habían violado a la chica "porque ella les incitó a ello", los jetas del Espejo te dicen que "te insulto y denigro porque te estoy reflejando", y así, de paso, te echan la culpa de todo y pueden seguir su camino sin mirarse a sí mismos, aunque paradójicamente no dejen de hablar de espejos, reflejos y leyes que no son más que la ley veleidosa del autoritarismo más primario. Eso sí, con cubierta de azúcar y de resonancias dimensionales.


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