sábado, 5 de octubre de 2013

Economía relacional

Antes de nada, voy a hacerte una pregunta: si yo te pidiera que tiraras mil euros a un pozo, y que lo hicieras por mí, ¿lo harías? O si te pidiera que quemaras tus ahorros en una hoguera, sólo porque me apetece ¿lo harías? La respuesta es obvia, así que ahora tal vez te preguntes: ¿qué tiene que ver el dinero con mi relación contigo?
Verás, hace poco entendí las relaciones desde un punto de vista económico, o entendí la economía desde un punto de vista relacional. Una economía sana es aquella en la que hay un movimiento equilibrado entre lo que se da y se toma, o dicho de otra manera, entre lo que se produce y se consume, o, dicho de otra, entre la creación y la destrucción. Una relación sana goza de las mismas características: el equilibrio entre lo que las partes se otorgan mutuamente. Y al igual que si yo o un grupo gastamos más de lo que generamos, entramos en pérdida, ruina o bancarrota, igual pasa si en mis relaciones doy más de lo que recibo. Si tuvieras un negocio, supongo que no invertirías en productos de mala calidad o delegarías trabajo en personas que no cumplen sus pactos contigo. De igual modo, pierdo mi tiempo, y por tanto, mi mayor fuerza y riqueza, si accedo a seguir en relaciones que no operan con los mismos criterios de salud y transparencia que yo estoy dispuesta a dispensar. Es sencillo y claro.

He decidido no hacer negocios con quienes no cumplen plazos ni criterios de calidad relacional. He decidido ser una buena inversora, y conocer bien con quien me relaciono y en qué nivel de entrega y conciencia se encuentra la relación, sin tomármelo como algo personal, pues igual que no me gastaría el dinero en un coche que no funciona bien, no me voy a gastar la energía vital en una persona cuyo motor interno está averiado.

A tod@s nos ha pasado que hemos entrado a comer o tomar un café a algún sitio, y hemos recibido un mal servicio o incluso una grosería, o nos han cobrado en exceso, o, simplemente, nos han dado gato por liebre. Lógicamente, no volvemos a estos lugares. Y no les deseamos nada malo a los dueños del negocio, simplemente, no lo están haciendo bien. En la relaciones existen también unos ítems de calidad mínimos, y yo he decidido ser muy profesional y marcar mis propios estándares de calidad con el fin de vivir tranquila y eficientemente. Y al igual que compro un televisor, para enchufarlo y disfrutarlo y fin de la historia, me relaciono para lo mismo, para dar y recibir con claridad, eficiencia y compromiso saludable. Y no para perder mi dinero interior a saco roto. Y lo hago porque valoro muy bien la vida, el tiempo, la comodidad, la alegría y el sentir ligerito.

Mi economía se está saneando a todos los niveles, y no pienso dar más de lo que recibo, o dar de una manera desparejada.Se acabó la especulación relacional: yo invierto, y a ver qué pasa....No, sé lo que quiero y cómo lo quiero, conozco mis capacidades y voy a jugar al mismo nível, por amor a mí misma y lo que me rodea. Porque deseo buenos frutos, porque ya me he arruinado suficientes veces por ignorancia y falta de visión.
Y así la prosperidad podrá por fin encontrar su dulce hogar....ese en que sé que tengo libertad, espacio, fiabilidad, alegría y fluir. El resto de casas no son válidas para que yo viva en ellas, pues tienen muchas goteras y ruidos, enchufes calambrosos y demasiada oscuridad. Me gusta que las cosas funcionen rumorosamente, y no pasar la mitad de mi tiempo reparando circuitos cutres y desconchones perpetuos en las paredes. 

Mi economía está renaciendo con mucha salud, y espero que la tuya también. Y al igual que no invertirías en un negocio desfasado o ruinoso donde los pedidos no llegan a tiempo, las facturas no son claras o tus socios te hacen trampas, no creo que debas invertir en personas que no te hablan claro o te hablan mal o te dejan tirad@ o no te aprecian o tienen algún problema que no te corresponde a ti solucionar. It is just the way it is.

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