jueves, 26 de octubre de 2017

Espirituosos

Ayer recibí una llamada telefónica de la madre de un hombre con el que tengo una causa pendiente con la justicia por malos tratos. Esta mujer me hablaba, cuando la traté en el pasado, de un remanso de "elegidos" por Dios, los cuales constituían su verdadera "iglesia", y entre los que se encontraba, obviamente, ella y los bautizados en su misma secta (utilizo el término en su sentido literal y etimológico). Todos los demás veníamos a ser una horda de miserables ignorantes manejados por el Inicuo, que íbamos a terminar, claro estaba, ardiendo en el fuego eterno por siempre jamás. Si hay algo a lo que aún temo es a esta clase de fanatismo que ciega el sentido común y la inteligencia de las personas, convirtiéndolas a menudo en aquello contra lo que más peroratan: la ruindad personificada.
Esta mujer, cuando mi hijo y yo padecíamos el carácter sumamente inestable y agresivo de su hijo, enganchado al consumo de sustancias desde los dieciocho años, y con el que, sencillamente, me une el hecho de haber engendrado a un hijo en un momento puntual de mi vida, hecho del que me hice plenamente responsable, y que resulta ser bien distinto a tener que padecer a este sujeto por los restos..; como digo, cuando en medio de todo el malestar y sufrimiento causados por este individuo, le pedí ayuda y mediación como madre del tal fulano, se negó ella muy ufana y fría alegando que "el problema era mío y de su hijo exclusivamente" y me pidió el favor de que no la mezclara en algo que no era de su incumbencia.  Así que tuve que seguir lidiando como podía con aquel basilisco grosero e insoportable, chulo como sólo lo puede ser un canalla, mientras ella hacía su vida como si tal cosa, eso sí, asistiendo a misa de sabbath cada semana, fervorosa y religiosamente como mandan los cánones.
Mi única falta a día de hoy resulta ser la de haber creído amar a un hombre que sólo existía en mi imaginación, al que yo, en mi profunda ingenuidad y falta de visión, creía poder "salvar" de su depresión existencial y sus perennes problemas con todo el mundo. Años después, con una paliza a mis espaldas, varias amenazas, insultos, intimidación con arma blanca, gritos, abalanzamientos y desvaríos constantes, con mi hijo de tres años abandonado en un coche en un párquing subterráneo en dos ocasiones, varios golpes e insultos de "su" padre, el primero de ellos a los dos meses de edad, cuando azotó al bebé porque estaba llorando, y eso, el llanto, le había puesto nervioso, y tantas otras barbaridades y agonías que ahorro al lector de este artículo, padecidas por mí y por mi hijo, como digo, ahora, ayer mismo, me llama la susodicha beata "por error" y me pregunta por "su" nieto (al que no ha cuidado ni una sola vez desde que nació porque ella es una mujer "trabajadora"-palabras literales- y no es "esa clase de abuela"- transcribo literalmente-), y me dice lo mucho que sufre su hijo por, parece ser, mi causa.
Y hoy es el día en que no puedo más con los descalabros de otros, ni estoy dispuesta a callarme ni a echármelos yo a las espaldas como hice durante tantos años sin ningún resultado (bueno, sí: que los inestables se sentían con más cancha para hacer daño a quien sólo trataba de vivir en paz y colaborar sin faltar a nadie). Señora Elegida: si durante tantos años no se involucró en los problemas que su hijo nos generaba, ¿por qué se presentó a apoyarlo en sede judicial cuando éste me demandó falsamente por sustracción de menor cuando me disponía a irme de vacaciones a Méjico con mi hijo después de tres durísimos años de crianza? Si nunca ha intervenido, ¿por qué me dijo en los mismos juzgados que yo era una mujer incapaz de sostener a mi hijo y que iba a apoyar al suyo, que no tenía ni trabajo ni vivienda propia, ni satisfacía pensión alimenticia desde hacía meses, para que me retiraran la custodia? Y ¿por qué me llama ahora para tratar de hacerme sentir mal por las acciones que son exclusiva responsabilidad de su hijo? Su grado de incoherencia y mala baba es tal, que me apetece exponerla a usted, tal y como usted me ha expuesto a mí a la indefensión y al chantaje emocional. Si quiere, ocúpese de sí misma y de sus acciones, y mire si le parece ético el haber estado involucrada en la conocida estafa de las ruedas de solidaridad, percibiendo varios miles de euros de los incautos que se tragaron el cuento, euros que se destinaron al embellecimiento de su chalé de San Vicente (todo en negro, claro), mientras afirma pertenecer a una grey de escogidos de especial pureza espiritual y habla del recato y la humildad material. ¿ Dónde estuvo la "solidaridad" de estas ruedas que usted puso en marcha cuando se trató de toda la gente que perdió sus ahorros en la estafa? ¿Acaso le devolvió usted el dinero a aquellas personas que se lo entregaron en un acto de confianza en usted? Yo le responderé: no sólo no lo hizo, sino que se apresuró a invertirlo en una reforma de lujo en su chalé de doscientos metros cuadrados en que vive sola. ¿Y se atreve usted a moralizar a alguien? ¿Y encima predica usted el evangelio y se cree escogida? ¿Escogida por quién y para qué, si hace usted el favor de aclarar? A veces siento que esto es locura pura y dura, y con los locos que no lo saben que lo son, ni están dispuestos a mirar su locura de frente para sanarla, estamos realmente en manos de la providencia, que ojalá pinte cuerda y clara. Una mujer como usted, que afirma que fue maltratada y abandonada por su marido con tres hijos, que conoce a la perfección, supongo, lo que eso significa, ¿cómo es posible que ahora juegue usted al verdugo conmigo? Sé que es difícil mantener la objetividad cuando se trata del hijo de una, pero usted misma ha tratado de socorrer a su hijo en varias ocasiones reconociendo su grave problema de adicción y le ha diagnosticado bipolaridad con el "quantum" que usted maneja como herramienta de curación, mientras afirma por otro lado que "las cosas de la nueva era" son " engaños del maligno para el extravío espiritual de las almas", y usa a su vez terapias alternativas de la "nueva era" en su clínica de Alicante...incluso le ha negado alojamiento a su propio hijo en su casa por las faltas de respeto graves de éste hacia su persona y su hogar cuando éste se encontraba sin sitio donde dormir....¿cómo se atreve ahora usted a decirme nada? Déjeme en paz, si es que sabe usted lo que eso significa, déjeme tranquila y haga usted acto de contrición si lo desea, olvídese de mí, que soy el menor y último de sus problemas, déjeme, por la gracia de Dios, y hurgue en su conciencia si es que le apetece hurgar en algún sitio, contemple sus propias incoherencias y lagunas, si es que puede o quiere hacerlo, y déjeme a mí y a mi criatura vivir en paz, que es lo que tenemos desde que su hijo desapareció de nuestras vidas...si me quiere pedir disculpas por haberme denigrado y atacado en sede judicial, por haberme generado sufrimiento y haberme amenazado con que yo no tenía dinero ni medios para sostener a mi hijo y que iba a tratar de argüir eso mismo para quitarme al niño, después de los enorme sacrificios que hice para sacarlo adelante dada la ineptitud, arrogancia y agresividad de su hijo, y siendo como soy la única que se ocupa de la crianza y del sustento económico propio y de mi criatura, le digo bien claro: no vuelva a dirigirse a mí si no es para disculparse sinceramente y empatizar como mujer y como madre. Cosa, que por otro lado, y muy a mi pesar, no veo probable que suceda, dado que tantos años estuve ahí en silencio y respeto, aguantando y soportando a un enfermo emocional, sin ayuda ni opinión de nadie de su familia, y ahora que me quito el muerto de encima para proteger la integridad mía y de mi hijo, resulta que usted ya no es la que "se mantenía al margen por ser éste un asunto estrictamente privado entre su hijo y yo", sino que ha tomado claro posicionamiento, se atreve a moralizarme o exigirme cuentas, demostrando su falsedad y el triste hecho de que poco o nada le importo yo como madre o persona, ni tampoco mi hijo, al que abofeteó durante una de las pocas visitas que le pagó cuando tenía sólo dos años y medio, pocas, sí, dado que usted era y es una mujer empresaria muy ocupada; ayer en cambio me llama usted con voz de pena que no disimulaba el odio que permea su ser, me intenta hacer creer que mi hijo algo le importa, y trata de hacerme sentir mal o responsable por la vida de su hijo, que sólo me interesa en la medida que pueda afectar a mi hijo en su equilibrio y bienestar. Mírese más bien a usted misma si le interesa criticar o sermonear a alguien, mire lo que ha hecho usted en el pasado, mire por qué ninguno de los padres de sus otros nietos tienen presencia en su familia y están expulsados de su vida familiar, mire por qué estoy ahora yo expulsada si le interesa y por qué ha vuelto a suceder lo mismo en su ámbito familiar, míreselo si le place y ojalá que la luz le golpee el entendimiento....¿ o será su temido (aunque ya no sé si tal vez amado en el fondo) Satanás la que la está obnuvilando y usándola para hacer el mal? El que ama al hijo, ama a la madre- cito cuasi bíblicamente, pues ya se sabe que en la Biblia, el prota siempre es un hombre y Dios tiene únicamente nombre de varón.

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